lunes, 20 de noviembre de 2017

"Las cosas pequeñas" 20 noviembre





Así dice ahora el Señor, quien te creó y te formó: «No temas, Jacob, porque yo te redimí; yo te di tu nombre, Israel, y tú me perteneces. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu salvador, el Santo de Israel. Ya he pagado por tu rescate a Egipto, Etiopía y Sebá.” Isaías 43:1-3


Hace unos cuantos años, un tren de carga con 100 vagones se paró. Sí, aunque parezca mentira, se paró en las vías, y aunque trate de adivinar la razón, nunca se le va a ocurrir qué fue lo que detuvo a un tren de ese tamaño y peso.

¿Está pronto para la respuesta? Lo que lo detuvo fueron hojas. Hojas de árboles mojadas por la lluvia. Las hojas hicieron que las ruedas de las locomotoras giraran sin poder ejercer ninguna tracción y, al no tener tracción, las locomotoras no se pudieron mover y el tren se paró.

Ni siquiera un derrumbe de rocas podría haber parado al tren mejor de lo que lo hicieron las hojas mojadas.

Lo mismo puede decirse de nosotros.

Las cosas grandes como los desastres financieros, las enfermedades o la muerte, no son siempre lo que arruinan la vida de las personas. Muchas veces son las cosas pequeñas las que lo hacen.

Si se fija en su propia vida, quizás pueda reconocer algunas "hojas mojadas en su vía" que están haciendo que sus ruedas giren en vano, sin permitirle avanzar.

Quizás sean las interrupciones en la oficina o las interminables llamadas en el celular. O quizás sea un jefe muy riguroso o el esposo que olvidó el aniversario.

Sea cual fuera la razón, este es el momento de limpiar las vías para comenzar a avanzar nuevamente. Lo bueno es que no tenemos que hacerlo solos, porque tenemos a alguien que no sólo puede, sino que quiere ayudarnos. Tenemos un Dios que ha demostrado ser el mejor "limpiador" que este mundo pecaminoso haya visto.

En la persona de Jesucristo, nuestros pecados han sido desechados, nuestro futuro eterno ha sido afirmado y nunca tendremos que lidiar con las dificultades grandes y pequeñas de esta vida por nosotros mismos.

Con la ayuda de nuestro amoroso Señor podemos volver a las vías y la locomotora puede andar una vez más.


ORACIÓN: Querido Dios, sé que tú estás dispuesto a ayudar cuando mi vida se descarrila. También sé que tú puedes quitar esas pequeñas cosas que me frustran y molestan. Gracias por tu gracia redentora y la salvación que tu Hijo me compró al vencer a la muerte. Sólo en él confío. En su nombre. Amén.


De una devoción escrita originalmente para "By the Way".



CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)









TRADUCCIÓN