“...para que
seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:4
Escribe el
apóstol Santiago: “Alegraos profundamente, hermanos míos, cuando os sintáis
cercados por toda clase de dificultades. Es señal de que vuestra fe, al pasar
por el crisol de la prueba, está dando frutos de perseverancia. Pero es preciso
que la perseverancia lleve a feliz término su empeño, para que seáis perfectos,
cabales e intachables. Si alguno de vosotros anda escaso de sabiduría, pídasela
a Dios, ... y Él se la dará. Pero debe pedirla confiadamente, sin dudar, pues
quien duda se parece a las olas del mar, que van y vienen agitadas por el
viento. Nada puede esperar de Dios una persona así, indecisa e inconstante en
todo cuanto emprende” (Santiago 1:2-8 BLP).
Fijémonos en
tres cosas de este pasaje:
1) Tú fe crece cuando es probada. No sabrás lo
fuerte que es tu ancla hasta que tengas que usarla en la tempestad.
2) Dios te dará sabiduría para enfrentar la prueba. Él no responderá
a todas tus interrogantes, así que en lugar de cuestionarlo deberías orar:
“Señor, ¿cómo quieres usar esta tribulación para mi crecimiento espiritual?
¿Cómo puedo cooperar contigo para obtener el máximo beneficio? ¿Qué cambios
quieres hacer en mi vida?”. Las anteriores son preguntas que Dios siempre
responde.
3) Debes estar dispuesto a obedecer. Podemos
pedirle a Dios sabiduría pero luego debatir el asunto, darle largas o perder
tiempo intentando decidir si Lo obedecemos o no. “Nada puede esperar de Dios
una persona así, indecisa e inconstante en todo cuanto emprende” (Santiago
1:7-8 BLP). Cuando Dios te concede sabiduría, tu primera reacción defería ser:
“¡Habla, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3.10).
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")