“Les digo que así también será en el cielo: habrá
más gozo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que
no necesitan arrepentirse.” Lucas 15:7
Cuando el
Presidente de los Estados Unidos anunció que nuestros soldados regresarían de
Iraq y Afganistán antes de finalizar el año 2011, lo que en realidad estaba
diciendo era que "sí o sí iban a estar de regreso para las fiestas".
Más allá de la
tendencia política personal de cada uno, la noticia que los padres, madres,
hijos e hijas iban a estar junto con sus familias y amigos para celebrar el
nacimiento del Salvador, fue recibida con el mayor de los entusiasmos.
Esa clase de
noticia es la que tanto grandes como niños habían estado esperando, soñando y
pidiendo durante mucho tiempo.
Pero Jesús dice
que hasta tan grande alegría es poco, en comparación con la alegría que hay en
el cielo cuando un pecador llega a la fe en el Salvador crucificado y
resucitado. El cielo se regocija cada vez que el poder del Espíritu Santo, por
medio de la fe, cambia el corazón de una persona, le perdona sus pecados y le cambia su futuro eterno de los horrores del
infierno a la felicidad del cielo.
Es claro que
hay una diferencia entre un soldado que regresa a casa y un alma que es salvada
por la sangre de Jesús.
Cuando hayan
pasado las fiestas, o quizás incluso antes, el soldado se va a dar cuenta que
ha regresado a un mundo que no es perfecto: un mundo en el que existen
problemas, sufrimientos, tristezas y dolores.
Pero la persona
que muere en Cristo entra en un hogar de felicidad eterna. Esto significa que
su alegría ya no va a ser medida en minutos, horas o días, porque estará en el
lugar donde no hay más lágrimas ni sufrimiento, donde la tristeza y la
enfermedad no existen, donde reina por siempre la alegría.
ORACIÓN: Señor, cuida y protege a los soldados
hasta que regresen a su hogar. Protege sus cuerpos, pero también protege sus
almas. Haz que cada corazón reconozca que Jesús es el Salvador, para que el
perdón abunde y muchos más pasen a ser parte de la gran reunión que nos espera
en el cielo. En el nombre de Jesús. Amén.
CRISTO PARA TODAS LAS N. - (DEV. “ALIMENTO DIARIO”)