“Aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio
vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia son salvos!” Efesios 2:15 (Leer: Efesios 2:1-10)
Una creyente
que recién iniciaba su camino en Cristo, se encontraba leyendo los evangelios y
decía que cuando terminara de hacerlo, tenía el propósito de leer un libro sobre
la historia de la Iglesia. Cuando le consultó a una amiga sobre su idea, le
dijo: “Tengo mucha curiosidad de saber, cuándo empezaron los creyentes a ser
tan diferentes a Jesús”.
Aunque nos
duela podemos entender fácilmente el porqué esta mujer estaba tan perpleja por
lo que había leído y lo que veía a su alrededor. La verdad es que sí existe una diferencia
marcada entre la vida de Cristo y la vida de los que dicen ser sus seguidores
hoy. Tristemente muchos que se llaman
sus discípulos imitan más al mundo que al Maestro.
Han pasado
muchos pero muchos años desde que por primera vez a los seguidores de Jesús se
les empezó a llamar cristianos (Hechos 11:26). Hoy a los que hemos puesto nuestra confianza en Cristo, aun se nos
identifica con ese nombre y marchamos al mismo ritmo que aquellos primeros
creyentes.
La Palabra de
Dios, nos dice: “…somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las
buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). Cuando nos identificamos como seguidores de Cristo, estamos diciéndole al resto
del mundo que Jesús es nuestro Salvador y que le seguimos a Él.
1. Los creyentes hemos heredado un nombre
glorioso con el cual nos podemos identificar; tenemos el privilegio de vivir a
la altura del nombre de Jesús.
2. Si caminamos con Cristo, no estarás en
sintonía con el mundo.
MD/HG -
(DEV. PROVERBIOS: “SABIDURÍA DIVINA PARA LA VIDA DIARIA”)


