“Y este evangelio del reino se predicará
en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el
fin.” Mateo 24:14
No conozco
ninguna promesa sobre misiones que sea más inspiradora que esas palabras de
Jesús.
No dice: este
evangelio debería ser predicado.
Tampoco dice:
este evangelio podría ser predicado.
Sino que dice:
este evangelio será predicado.
No es una gran
comisión ni un gran mandamiento. Es una gran certeza con gran seguridad.
¿Quién se
atreve a hablar de esa manera? ¿Cómo sabe que así será? ¿Cómo puede estar
seguro de que la iglesia no fallará en su tarea misionera?
La respuesta:
la gracia de servicio misionero es tan irresistible como la gracia de la
regeneración. Cristo puede prometer la proclamación universal porque él es
soberano. Él conoce el futuro éxito de
las misiones porque él crea el futuro. ¡Todas las naciones escucharán!
Una nación no
es un país moderno. Cuando el Antiguo Testamento habla sobre naciones, se
refiere a los grupos como los jebuseos, los ferezeos, los heveos, los amorreos,
los moabitas, los cananeos y los filisteos. Las naciones son grupos étnicos con
su propia cultura peculiar. Salmos 117:1 dice: «Alabad al Señor, naciones
todas; alabadle, pueblos todos».
Como soberano
Hijo de Dios y Señor de la iglesia, Jesús simplemente tomó este propósito
divino y lo declaró como una certeza absoluta: «Y este evangelio del reino se
predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones».
El éxito de la
causa de las misiones en el mundo está completamente asegurado. No puede
fallar. ¿No es razonable, entonces, que oremos con gran fe, que invirtamos con
gran confianza y que vayamos con un sentir de triunfo seguro?
JOHN PIPER - (Dev. tomado del artículo “ENTONCES
VENDRÁ EL FIN”)