“¿Quién midió
las aguas con el hueco de su mano…?” Isaías
40:12 (Leer: Isaías 40:9-17)
Después de volcar torpemente mi vaso en la barra del
restaurante, el líquido empezó a derramarse por el borde hasta el piso. Por la
vergüenza, traté de atrapar el agua haciendo un hueco con las manos. Mis
esfuerzos fueron inútiles, ya que casi toda la bebida se escapó entre los
dedos. Al final, en la palma de mis manos, apenas quedó una pequeña
cucharadita, mientras que mis pies estaban en medio de un charco.
Muchas veces, mi vida es algo parecido. Lucho por
resolver problemas, pasar detalles por alto y controlar las circunstancias. Por
más que lo intento, mis frágiles manos son incapaces de manejar todas las
piezas. Siempre se me escapa algo entre los dedos y se cae, y me deja abrumada.
Aunque trate de contorsionar las manos o
juntar más los dedos, no puedo controlar todo.
Sin embargo, Dios sí puede hacerlo. Isaías nos revela que
el Señor puede medir las aguas del planeta —océanos, ríos, lluvia— en el hueco
de sus manos (40:12). Solo sus manos son lo suficientemente grandes para
contenerlas. No hace falta que intentemos sostener con nuestras manos más de la
cucharadita para la que fueron diseñadas. Cuando las circunstancias nos superan,
podemos poner nuestras preocupaciones y angustias en sus hábiles manos y
confiar en Él.
Señor, ayúdame a no intentar solucionar todo, sino a
poner todo en tus manos.
Podemos confiar en que Dios maneje todo aquello que nos
abruma.
(La Biblia en
un año: Marcos 14:54-72)
KEILA OCHOA -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")