“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano
de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo, echando toda vuestra
ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” 1ª Pedro 5:6-7
¿Por qué la
ansiedad acerca del futuro es una forma de orgullo?
La respuesta de
Dios sería algo así:
Yo —el Señor,
tu Hacedor—, Yo soy quien te alienta, quien promete tener cuidado de ti; y
aquellos que te amenazan son simplemente seres humanos que mueren. Entonces el
miedo debe significar que no confías en mí; y a pesar de que no estás seguro de
que tus propios recursos cuidarán de ti, aun así optas por la frágil
autosuficiencia, en lugar de tener fe en mi gracia para el futuro. Entonces,
todo tu temblor —tan débil como sea— revela orgullo.
¿El remedio?
Dejar la autosuficiencia para volverse a la dependencia en Dios, y poner la fe
en el poder completamente suficiente de la gracia venidera.
Vemos la
ansiedad como una forma del orgullo en 1ª Pedro 5:6-7. Notemos la conexión
gramatical entre versículos: «Humillaos… bajo la poderosa mano de Dios…
[versículo 7] echando toda vuestra ansiedad sobre Él». El versículo 7 no es una
nueva oración; es una cláusula subordinada. «Humillaos… echando toda vuestra
ansiedad sobre Él».
Esto significa que echar nuestras ansiedades sobre
Dios es la manera de humillarnos bajo su poderosa mano. Es como
decir: «Coman de manera educada… masticando con la boca cerrada». «Manejen con
cuidado… manteniendo los ojos abiertos». «Sean generosos… invitando a alguien a
su casa en el Día de Acción de Gracias».
Una manera de
humillarnos es echar toda nuestra ansiedad sobre Dios, lo que significa que un
impedimento para echar nuestra ansiedad sobre Dios es el orgullo, de lo cual
inferimos que la preocupación excesiva es una forma de orgullo.
¿Por qué es que
echar nuestra ansiedad sobre el Señor es lo opuesto al orgullo? Porque al
orgullo no le gusta admitir que tiene alguna ansiedad. Y si el orgullo tuviera
que admitirlo, aun así no le gustaría admitir que el remedio pueda ser confiar
en alguien más, que es más sabio y más fuerte.
En otras
palabras, el orgullo es una forma de incredulidad y no le agrada confiar en la
gracia venidera de Dios. La fe admite que necesita ayuda; el orgullo no lo
hace. La fe cuenta con Dios para dar ayuda; el orgullo no lo hace. La fe echa
la ansiedad sobre Dios; el orgullo no lo hace.
Por lo tanto,
la manera de combatir la incredulidad del orgullo es admitir abiertamente que
tenemos ansiedad, y deleitarnos en la promesa de la gracia venidera que se
halla en las palabras: «Él tiene cuidado de vosotros».
JOHN PIPER - (DEV. “FUTURE GRACE” - GRACIA
VENIDERA")


