domingo, 1 de enero de 2017

Mantened el sentido del humor 1 enero





“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.”  Salmos 4:8  (Leer Isaías 54:10)


Continuamos nuestros pasos hacia la liberación del temor.


9. Mirad los hechos con claridad y en su contexto total. La cosa o cosas que temes pueden aparecer fuera de foco, ocupando el centro cuando debieran ocupar la periferia. Dios ocupa ahora el centro de tu vida; el temor es por lo tanto marginal. Tus temores son disueltos en el gran hecho de Dios. Las cosas marginales no tienen derecho a determinar tu vida. Dios la determina.

10. Recuerda que nada que te ocurre puede ser tan perjudicial como el temor mismo. Vienen al caso las palabras de Montaigne: “El que teme sufrir, sufre ya porque teme.” Y las palabras de Francisco de Sales a un amigo temeroso: “El temor es un dolor mayor que el dolor mismo.” Es absolutamente cierto que nada que pueda ocurrirte será tan malo como el propio temor. En las palabras de Emerson: “Nunca prestes una vela al miedo: te llevará al naufragio.” Pero puedes utilizar los vientos de la adversidad y de la calamidad para impulsarte hacia tu meta.

11. Mantén el sentido de humor. Cuando estés demasiado tenso y te tomes demasiado en serio, ve al espejo y rompe a reír. A menudo lo hago; relaja las tensiones. Mientras estás ante el espejo repite estas palabras: “Loco, ¡llevarte sobre tus propios hombros! ¡Mendigo, llamar a tu propia puerta!” Y ponte a reír… de ti mismo.

12. Piensa con fe, habla con fe, obra con fe. Escuché en un tren decir: “Un hombre es lo que come”. Pero es muy fácil perturbar la digestión de lo que comemos con emociones, temores y ansiedades falsas. Así que, es lo que pensamos lo que determina el efecto de lo que comemos. Por lo tanto piensa con fe, habla con fe, obra con fe.

13. El temor es centrado en sí mismo, la fe en Dios. El temor te repliega sobre ti mismo; la fe impulsa hacia Dios. El uno crece ensimismado; la otra se expande: el primero produce enfermedad, la segunda salud. El temor trata nerviosamente de mantener el mundo en su lugar; la fe entrega el mundo a Dios para que él lo mantenga contigo.


ORACIÓN. Oh Cristo, veo; veo que he tratado de ser mi propio salvador con mi alboroto, ansiedad y preocupación. Tú eres mi Salvador. Te entrego a ti, para siempre, mis ansiedades, mi yo, mi todo. Tú me posees y yo soy libre. Te doy las gracias. Amén.


AFIRMACIÓN PARA EL DÍA: Pienso en mi yo y los problemas aumentan. Pienso en Dios y los problemas desaparecen.



E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)









TRADUCCIÓN