“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una
esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” 1ª Pedro 1:3
Debido a Su
misericordia, Dios desea levantar a los pecadores de su condición lamentable.
Hace varios
años estuve una semana en India, cada día vi incontables personas hambrientas,
enfermas, y sin hogar viviendo en una calle sucia. No pude evitar sino sentir
compasión y piedad por esas personas que vivían en tal miseria.
En un sentido
espiritual, sin embargo, antes de que Dios nos salvara, éramos todos más
patéticos que cualquier vagabundo en la India. Espiritualmente, estábamos
“muertos en nuestros delitos y pecados y éramos por naturaleza hijos de
ira lo mismo que los demás. Pero Dios,
que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando
nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
sois salvos)” (Efe 2:1, 3-5). Dios vio
nuestra miserable condición y fue movido a hacer algo al respecto.
¿Cómo se
compara la misericordia con la gracia? La misericordia tiene consideración de
la condición miserable de una persona, la gracia tiene consideración a la culpa
de un hombre, la que causó esa condición. Dios nos da misericordia para cambiar
nuestra condición. Él nos da gracia para cambiar nuestra posición. Mientras que
la gracia nos lleva de la culpa a la absolución, la misericordia nos lleva de
la miseria a la gloria.
¿No te da gran
alegría saber que Dios no sólo quitó tu culpa sino que te miró y tuvo
compasión? Y no ha terminado de darnos misericordia “Por la misericordia de
Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.
Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lam 3:22-23). Siempre podremos
“acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb 4:16).
JOHN MACARTHUR - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)