“Ciertamente el
bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida…” Salmo 23:6
(Leer: Salmo 23:1-6)
Susi quería madurar espiritualmente y ser más agradecida;
entonces, empezó lo que llamó «el tarro de gratitud». Cada noche, escribía algo
por lo que estaba agradecida a Dios y lo ponía en el tarro. A veces, tenía
muchos motivos para alabar, pero en jornadas difíciles, luchaba por encontrar
alguno. A fin de año, vació el tarro y leyó todas las notas. De pronto, vio que
estaba dando gracias a Dios por todo lo que Él había hecho; cosas sencillas,
como un hermoso atardecer o una noche fresca para salir a caminar, y otras
situaciones en que había provisto su gracia para enfrentar una dificultad o
había contestado una oración.
Su
descubrimiento me recuerda la experiencia del salmista David (Salmo 23). Dios lo renovó en «delicados pastos” y
«aguas de reposo» (vv. 2-3); lo guió, protegió y consoló (vv. 3-4). Entonces,
concluyó: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de
mi vida» (v. 6).
Este año, voy a hacer un tarro de gratitud. Quizá te
gustaría hacer lo mismo. Estoy segura de que tendremos muchas razones para dar
gracias a Dios: los amigos y los familiares que nos regala, y su provisión para
nuestras necesidades físicas, espirituales y emocionales. Veremos que el bien y
la misericordia del Señor nos siguen todos los días.
Señor, gracias por amarme.
Cuando pienses en todo lo bueno, da gracias a Dios.
(La Biblia en
un año: Mateo 1:1-25)
ANNE CETAS - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")