“Bendice, alma
mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.” Salmo 103:2
(Salmo 103:1-18)
Un año, los responsables de decorar su iglesia para
Navidad decidieron usar el lema «listas navideñas». En lugar de colocar los
habituales adornos dorados y plateados, le dieron a cada persona una tarjeta
roja o verde. De un lado, tenían que escribir qué regalo les gustaría recibir
de Jesús; y en el otro, qué le regalarían a Aquel cuyo nacimiento se celebraba.
Si tuvieras que hacer eso, ¿qué pedirías y qué
regalarías? La Biblia nos da muchísimas ideas. Dios promete suplir todas
nuestras necesidades, así que podemos pedir trabajo, ayuda en problemas
financieros, sanidad física para nosotros y para otros o restauración de una
relación rota. Tal vez nos preguntemos
qué don espiritual nos equipa para servir a Dios. Muchos están enumerados
en Romanos 12 y 1ª Corintios 12. O tal vez anhelemos mostrar más del fruto del
Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22-23).
El presente más importante que podemos recibir es el
regalo de Dios: su Hijo, nuestro Salvador; y con Él, perdón, restauración y
vida eterna. Además, el regalo más importante que podemos hacerle a Jesús es
nuestro corazón.
Señor, tus regalos me asombran. A cambio, quiero darte el
mejor presente que pueda. Muéstrame qué es lo que más quieres de mí.
«Si fuera un sabio, haría mi parte. Pero ¿qué puedo darle
al Señor? Solo mi corazón». Christina G. Rossetti
(La Biblia en
un año: Apocalipsis 14:1-20)
MARION STROUD -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")