PREGUNTA Y RESPUESTA DE DICIEMBRE 19 - 20 DE 2016
INMORALIDAD SEXUAL Y SU
SANTIFICACIÓN (1ª TES. 4)
"Pues la voluntad de
Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación" (4:3)
La voluntad de Dios para los cristianos en lo relativo al comportamiento
sexual apropiado es muy clara; a saber, que se aparten de la fornicación. La
conjunción pues enlaza este mandato con la exhortación previa de Pablo a los
tesalonicenses de progresar más (4:1-2). Pablo ya sabía que sus lectores
deseaban hacer la voluntad de Dios (cp. 1:3-10), pero también se daba cuenta de
que necesitaban saber más específicamente qué esta comprendía.
En vista de la cultura permisiva de Tesalónica, Pablo consideraba que
abstenerse de fornicación era la primera prioridad de los tesalonicenses en su
devoción por la santificación. Como ya se explicó, en Tesalónica y sus
alrededores proliferaban todos los vicios imaginables; por lo tanto, a
Pablo le preocupaba sobre todo que los tesalonicenses pudieran volver a sus
antiguos hábitos. Por eso, les dio el mandamiento directo de apartarse de
fornicación. Apartéis significa abstinencia completa, en este caso, mantenerse
completamente alejado de cualquier pensamiento o comportamiento que viole los
principios de la Palabra de Dios y conduce a cualquier acto de pecado sexual.
Fornicación (porneias) es un término usado para describir toda forma de
comportamiento sexual ilícito (Jn. 8:41; Hch. 15:20, 29; 21:25; 1 Co. 5:1;
6:13, 18; 2 Co. 12:21; Gál. 5:19; Ef. 5:3; Col. 3:5; Ap. 2:21; 9:21). Cualquier
actividad sexual que se desvíe de la relación monógama entre marido y mujer es
inmoral según las normas de Dios. El Señor bendice la relación sexual en el
matrimonio: “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla” (He.
13:4a). Pero no le agrada la actividad sexual de cualquier otro tipo: “a los
fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (He. 13:4b; cp. Ro. 1:24-32;
2:2).
La enseñanza de Pablo sobre la moralidad sexual es tan estricta y
exigente que va más allá de los actos físicos de inmoralidad, como lo ilustran
sus enseñanzas posteriores a los efesios y a los colosenses: Pero fornicación y
toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a
santos (Ef. 5:3).
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios…
Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría (Col. 3:3, 5).
En los dos pasajes los
términos inmundicia e impureza vienen de la misma palabra griega, cuyo
significado va más allá de los actos sexuales e
incluyen pensamientos e intenciones impuras. Tal uso de impureza, junto con el
tenor general de las advertencias de Pablo frente a la inmoralidad sexual, lo
ubica en completo acuerdo con la enseñanza de Jesús sobre el pecado sexual:
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero Yo os digo que cualquiera
que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt.
5:27-28; cp. 15:19; Mr. 7:21-22). La abstinencia total del pecado sexual es un
deber de la más alta importancia para todos los creyentes (Éx. 20:14; Hch.
15:20; Ro. 13:13; 1 Co. 6:15-18; Gál. 5:19-21; Ef. 5:5-6; Col. 3:5; cp. Gn.
39:7-10; 1 Co. 5:11; 1 P. 4:3).
Las Escrituras dejan claro que las personas que habitualmente se involucran en inmoralidad sexual demuestran con ello que no son cristianas: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Co. 6:9-10; cp. Gál. 5:19-21; Ap. 21:8; 22:15). Pero el mismo capítulo de 1 Corintios también indica que los creyentes cometen en ocasiones pecados sexuales: ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con Él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (6:15-20).
Las Escrituras dejan claro que las personas que habitualmente se involucran en inmoralidad sexual demuestran con ello que no son cristianas: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (1 Co. 6:9-10; cp. Gál. 5:19-21; Ap. 21:8; 22:15). Pero el mismo capítulo de 1 Corintios también indica que los creyentes cometen en ocasiones pecados sexuales: ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con Él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (6:15-20).
El apóstol estaba
preocupado porque los nuevos creyentes corintios no habían abandonado del todo
dichas actividades. Seguramente, la situación en
Corinto, donde estaba Pablo cuando escribió las epístolas a los tesalonicenses,
resaltó el peligro del pecado sexual y motivó las advertencias de Pablo a los
tesalonicenses. Entonces, el mandato insta a la abstinencia total de cualquier
actividad sexual fuera del matrimonio.
COMENTARIO DESTACADO
DEL DÍA DE HOY
1 y 2 Tesalonicenses, 1
y 2 Timoteo, junto con Tito , forma parte estos
comentarios expositivos, donde no solamente se percibe un gran conocimiento de
la Biblia, sino un amor y un celo profundos por la Palabra de Dios y por el
Dios de la Palabra.
John MacArthur hace una valiosa contribución a la interpretación y
aplicación del texto bíblico que se refleja en una exégesis cuidadosa, una gran
familiaridad con el escritor inspirado y su contexto, así como en variadas
explicaciones e ilustraciones prácticas. Representa un excelente recurso para
la preparación de sermones, el estudio personal y la vida devocional.