“Dios reescribió el texto de mi vida cuando abrí el
libro de mi corazón ante sus ojos” (2 Samuel 22:25 parafraseado)
Puedes tener
éxito en la vida y aun así sentir un vacío. Salomón es una prueba de ello. Fue
el hombre con más riquezas del mundo, y uno de los más famosos. Sin embargo,
comenzó el libro de Eclesiastés con estas palabras: “Todo es vanidad”
(Eclesiastés 1:2). Salomón se dio cuenta de que una vida plena solo se puede
construir sobre dos cosas: las relaciones y el propósito. La primera y
principal relación que debes establecer es con Dios. Una vez la tengas,
descubrirás el propósito de tu vida y
experimentarás un gozo y una plenitud sin límites. Los expertos en temas
de superación personal nos dicen: “Mira en tu interior y encontrarás la clave”.
Pero, ¿cómo se puede descubrir el sentido de la vida simplemente examinándola?
¡Eso es como querer descubrirlo, por ejemplo, recorriendo el Camino de
Santiago!
No funciona, puesto que “en Cristo descubrimos
quiénes somos y para qué vivimos. Mucho antes que escucháramos de
Cristo y tuviéramos esperanza, Él nos vio y nos creó para una vida gloriosa,
parte de su propósito general en el que trabaja en todo y para todos”. (Efesios
1:11 parafraseado). El propósito de tu vida ya ha sido establecido por la mente
más grande y el corazón más bondadoso del universo: la mente y el corazón de
Dios. Quizás pienses: ‘Pero las cosas no me están yendo muy bien ahora mismo’.
Todos pasamos etapas así, pero hay una promesa a la que te puedes aferrar: “Él
hace que todas las cosas resulten de acuerdo con su plan” (Efesios1:11 NTV).
Dios conoce “el texto” de tu vida. Solo tienes que orar y Él te lo revelará.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")