“Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los
fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis
llenos de rapacidad y de maldad.” Lucas
11:39
El Talmud, una
colección de escritos antiguos rabínicos, relatan la historia de Rabbi Akiba,
quien fue encarcelado. El Rabbi Josué le trajo algo de agua, pero el guardia
derramó la mitad del contenedor. Había muy poca agua para que ambos se lavaran
y bebieran y rabí Akiba enfrentó la posibilidad de la muerte por falta de agua
si usaba el agua para el lavamiento ceremonial, él pensó “el que come con manos
sin lavar perpetuará un crimen que tiene que ser castigado con la muerte. Es
mejor que yo muera de sed a que transgreda las tradiciones de mis ancestros”.
Jesús respondió
duramente ante tal razonamiento: “Guías ciegos que coláis el mosquito y tragáis
el camello” (Mat 23:24). El Señor advierte que pasan por alto asuntos de la ley
(como la justicia y la misericordia) cuando la atención se centra en la estricta
observancia de las prácticas religiosas. Esto conduce a una negligencia ante
las leyes eternas de Dios. Jesús le dijo
a la gente que pusiera más atención en limpiar sus corazones y que no fueran
como sus líderes que solo se limpiaban las manos.
Las leyes de
Dios son liberadoras y protectoras. Son restrictivas solo cuando nos protegen
del maligno. Las reglas de cualquier institución deben garantizar la libertad
de cada individuo para alcanzar su potencial dado por Dios. Deben servir como
guía para que no nos desviemos de nuestro propósito y deben protegernos de
aquellos que abusan del sistema.
El principio
que Jesús mostró puede decirse de esta manera: si a la gente se le manda seguir
una práctica tradicional que haga la vida más difícil y no contribuya al
propósito de la organización, entonces no debemos participar por conciencia
religiosa. Jesús simplemente no observó esas tradiciones y defendió a sus
discípulos por no observarlas también.
ORACIÓN. Gracias por recordarme Señor que la ley
mata pero el Espíritu vivifica, ayúdame a caminar en libertad hoy en el nombre
de Jesús, amén.
NEIL ANDERSON - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)