“He aquí que aquel cuya alma no es
recta, se enorgullece; mas el justo por
su fe vivirá” (Habacuc 2:4, énfasis añadido)
La frase que
enfatizo aquí es familiar a los cristianos en todo el mundo. Durante siglos
"vivir por fe" ha motivado las decisiones diarias de los creyentes en
cada generación.
"Por
fe" es la única manera en la que el pueblo de Dios podrá enfrentar una
calamidad o una aflicción. Fue la única manera en los días de Habacuc, fue la
única manera en cada generación del Antiguo Testamento y fue la única manera en
tiempos del Nuevo Testamento. Ahora, en nuestros días, la misma verdad
fundamental permanece: "El justo por su fe vivirá".
Sin embargo,
¿qué significa esto de vivir por su propia fe? La Palabra de Dios nos muestra que
significa más que simplemente creer. Vivir por la fe de uno es ver la mano de
Dios y Su santidad en todas las calamidades:
“Jehová se ha
hecho conocer en el juicio que ejecutó” (Salmos 9:16).
“Jehová, tu
mano está alzada, pero ellos [los impíos] no ven” (Isaías 26:11).
SÍ, LA MANO DE
DIOS ESTÁ EN TODO.
El mundo no ve a Dios levantando su mano para traer
disciplina. Pero los que viven por fe reconocen fácilmente:
"Lo que estamos viendo es la mano de Dios en acción. Esta es Su santidad
siendo establecida. Él está cumpliendo Su Palabra".
Si hemos de
vivir por fe, debemos tener un temor reverencial del poder de Dios. Y es
imposible no ver Su asombroso poder obrando en el mundo de hoy.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)