“¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios.
Bienaven-turado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.” Romanos 14:22
Tres
sugerencias vienen a mi mente cuando pienso acerca de vivir con los riesgos de
la gracia y al poner todo esto en una vida equilibrada.
Primero, guárdate de extremos si quieres
disfrutar la libertad que la gracia provee. Haz tu mejor esfuerzo para mantenerte
equilibrado y disfrútalo. No hay razón por la cual sentirse culpable, no hay
razón para sentir miedo. Simplemente date permiso de ser libre. Esto no es para
ser libertino ni tampoco para que te estés preocupando por aquellos que buscan
espiar tu libertad, para reducirte a esclavitud.
Segundo, trata la gracia como un privilegio no
merecido en lugar de un derecho exclusivo. Esto te ayudará a mantener el
equilibrio. Vive agradecido, no arrogantemente. Gózate pero no alardees. Todo
está en tu actitud ¿no es así? No tiene nada que ver con tu situación
financiera o dónde vives o qué ropa prefieres o qué coche manejes. Tiene que
ver con tu actitud.
Tercero, recuerda que aunque la gracia vino a ti
libremente, le costó al Salvador Su vida. Puede parecer gratis, pero fue
terriblemente costoso cuando Él la compró para nosotros. Y ¿quién no quisiera
ser libre si fuimos comprados de los horrores de la esclavitud?
La gracia es la
buena noticia universal de salvación de Dios. La tragedia es que algunos
continúan viviendo en el pantano porque han sido apagados por un mensaje lleno
de restricciones, demandas, negativismo y legalismo. Quizá fuiste uno de
aquellos detenidos por la esclavitud, víctima de un sistema que te robó el gozo
y quitó tu esperanza. Si es así, tengo una noticia maravillosa. La bandera está
ondeante y en esa bandera hay una cruz. Y si te acercas a la gracia, debajo de
la cruz, nunca tendrás que vivir en ese pantano otra vez.
Serás libre,
libre al fin.
CHARLES SWINDOLL - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)


