INTRODUCCIÓN A LAS DEVOCIONES DE OCTUBRE
1ª Corintios: Epístola del siglo 21
Pablo está escribiendo
esta carta desde Éfeso sobre el año 56 o 57 d.C. Había fundado una iglesia en
Corinto como unos cinco años antes, cuando había venido solo, echado de Macedonia
por la persecución ahí. Había dejado a Timoteo y a Lucas y había venido a
Atenas, y entonces desde ahí a Corinto. Después de haber fundado la iglesia (lo
cual tomó un periodo de como dos años durante el ministerio del apóstol), se
marchó e hizo otros viajes. Ahora está en Éfeso, y le ha venido palabra que hay
dificultad en la iglesia en Corinto.
Pablo escribió una
carta a los corintios, referida en el versículo noveno del quinto capítulo, que
ha sido perdida. Todo lo que sabemos es lo que el apóstol dice ahí, que
escribió la carta a los corintios diciéndoles que no debían de estar en
compañía de aquellos que habían caído en la inmoralidad. Posteriormente, un
grupo de hombres había venido de Corinto a visitarle en Éfeso (sus nombres son
dados en el capítulo final de esta carta: Fortunato, Estéfanas y Acaico) y
habían traído palabra, evidentemente, de más dificultades ahí. Con ellos también habían traído una carta
de esta iglesia pidiéndole al apóstol que contestara ciertas preguntas que
tenían. Esta carta que ahora tenemos, 1ª de Corintios, es su contestación a
esa carta y a los informes que habían recibido de la iglesia en Corinto.
De alguna forma,
extraordinariamente, esta carta es distinta a todas las otras cartas que
escribió el apóstol. Casi todas ellas comenzaron con una sección doctrinal
bastante larga, en la cual está enseñando grandes verdades, y cierran con una
sección práctica, en la cual aplica lo que está enseñando. Pero aquí, justo
desde el principio, se sumerge en los problemas de la iglesia, e intercala una
especie de utilidad de doctrina con revelaciones de verdad a lo largo de la
carta.
Esta es ciertamente la
más práctica de todas las cartas de Pablo. Hasta en su saludo inicial, su
preocupación por la iglesia en sus varios problemas está muy claramente
reflejada. Comienza con el énfasis sobre su apostolado: “Pablo, llamado a ser
apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios”. Eso era necesario porque había ciertas personas en Corinto que estaban
listos para retar este hecho, ya que Pablo no había sido parte de los doce
discípulos originales. Su apostolado fue puesto en duda, y algunos se estaban
preguntando hasta si no era un falso apóstol; así que Pablo tiene que
defenderlo en esta carta. Por lo tanto, pone su apostolado primero al escribir.
“Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión
con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.” 1ª Cor 1:9 (Lea: 1ª Corintios 1:1-9)
Este es el versículo
clave de 1ª de Corintios. El resto de la carta se centra alrededor de ello. Es
una declaración de que Dios les había llamado a una relación muy importante, y
esta era la razón de todos los problemas en la iglesia. No habían entendido las
implicaciones de su llamado y la relación que personalmente tenían con Jesús
mismo. En cambio, comenzando con el siguiente versículo, el apóstol tiene que
tratar con divisiones, escándalos, demandas legales, inmoralidad, embriaguez y
disputas. Está muy claro que, a pesar de la plenitud de provisión que habían
recibido, estaban experimentando un gran fracaso en la iglesia. Todos tenían
esta habilidad de hacer todas estas poderosas cosas en el Espíritu, pero no
estaba ocurriendo mucho en la ciudad. Todas estas feas actitudes y acciones que
estaban ocurriendo todos los días en la ciudad estaban comenzando a infiltrarse
en la iglesia, y en vez de la iglesia cambiar la ciudad, la ciudad estaba
cambiando a la iglesia.
Esto me recuerda de la
muy vívida descripción de los cristianos contemporáneos que hace Peter
Marshall. Dice: “Los cristianos son como los buceadores de grandes
profundidades del mar, vestidos en sus trajes diseñados para ser usados en
muchas brazas de profundidad, ¡marchando valientemente a quitar los tapones de
sus bañeras!”. Lo que estaba mal era la falta de entendimiento que tenían los
corintios de lo que significaba el tener a Jesucristo viviendo entre ellos. La
mayor lucha de la mayoría de las iglesias es justamente en este punto. Han
perdido el sentido de que Jesús está entre ellos, que tienen una relación
individual con el Señor de gloria mismo. Ya no viven sus vidas en la conciencia
y la emoción de que son compañeros con Cristo en todo lo que hacen. Cuando eso
comienza a desvanecerse de la conciencia cristiana, todos estos problemas que
estaban experimentando los corintios comienzan a amontonarse. Esta carta está escrita para llamarles a un
regreso a una conciencia de lo que significa el tener comunión con Cristo.
La comunión con Cristo
es la obra del Espíritu Santo. Es Su tarea el tomar las cosas de Cristo y
hacérnoslas conocidas, el hacer la persona de Jesús real en nuestra experiencia
diaria. Es de esto de lo que está hablando Pablo aquí: Cristo hecho real en el
corazón, habilitándole a satisfacer la sed del alma; Cristo proveyendo el poder
que se necesita para hacer y para cumplir las demandas de tanto la ley como el
amor de Dios. La comunión con Cristo es la única dirección en lo que hay que
hacer, pero es dinámica; es cómo poder hacerlo.
A menudo las iglesias
caen en el hábito de intentar obedecer al Señor sin ninguna conciencia de la
gran provisión que Él ha hecho. No sólo nos da dirección, sino los recursos así
mismo. No es sólo un entendimiento de la vida, sino una seguridad, para que
podamos llevarlo a cabo. No es sólo un programa que presenta a la iglesia, sino
el poder para cumplirlo. Esto es lo que
les había faltado a estos corintios. Eso es lo que nos falta a nosotros.
Cuando uno de nosotros nos olvidamos de esto, nos desviamos a un síndrome de
reconocer al Señor los domingos, y de lunes a sábado vivimos nuestras vidas sin
ningún reconocimiento de Su presencia en nosotros. Ya no es Señor de toda
nuestra vida, sino sólo de parte de ella. Si no es Señor a través de nuestra
vida todo el día, entonces es Señor sólo de los márgenes, sólo de los fines de
semana. A lo que es llamada la iglesia es a un entendimiento de la presencia de
Cristo en el corazón humano para suplirle un sentido de aventura que abre
puertas en maneras inusuales e inesperadas y que presta aventura y color a la
vida.
ORACIÓN. Señor, que mi corazón
esté siempre dispuesto a volver a una comunión con el Señor Jesús y a depender
plenamente en el morar de Tu Espíritu.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Cuál es el aspecto primario de
nuestro llamamiento como los de Cristo? ¿Estamos dando prominencia a nada menos
que nuestra comunión privilegiada y necesitada con Él?
RAY STEADMAN - (Dev. "EL PODER DE SU PRESENCIA")