“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y un mismo
parecer.” 1ª Corintios 1:10 (Lea: 1ª Corintios 1:10-17)
Pablo siempre expresa
gran preocupación sobre la posibilidad de una división en la iglesia. En un
pasaje similar en su carta a los filipenses dice: “Por tanto, si hay algún
consuelo en Cristo, si algún estímulo de amor, si alguna comunión del Espíritu,
si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo,
sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa”
(Filipenses 2:1-2). Al escribir a la iglesia en Éfeso, exhorta a los ancianos
ahí a que vayan “procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la
paz” (Efesios 4:3).
La unidad de la iglesia
es un asunto muy importante. Pablo lo pone como primer asunto en la lista de
problemas con las que tiene que tratar aquí en Corinto. Muchos de los otros problemas estaban surgiendo de esta división dentro
de la congregación. Aquí en el versículo 10, nos enseña brevemente la base
de unidad y la naturaleza de la unidad en la iglesia. La base, por supuesto, es
el nombre de nuestro Señor Jesucristo. “Os ruego”, dice, “por el nombre de
nuestro Señor Jesucristo”. Su relación con Cristo era el factor de unión de la
iglesia. No hay ningún otro nombre lo bastante grande, lo bastante bueno, lo
bastante glorioso, y lo bastante poderoso para juntar a todo el mundo, a pesar
de la diversidad del punto de vista y las diferencias de trasfondo o la
posición en la vida, que el nombre de Jesús. Es por eso que el apóstol apela a
Él. Reconoce que compartimos una vida en común si hemos venido a Cristo; somos
hermanos y hermanas porque tenemos Su vida en nosotros. Él es la base, siempre,
de unidad. Y mucho más que eso, tenemos una responsabilidad de obedecerle, de
seguir Su señorío. Por lo tanto, la única base sobre la cual puedes conseguir
que los cristianos estén de acuerdo es al ponerlos frente a la Persona del
Señor Jesucristo.
Describe la naturaleza
de la unidad de esta forma: “que estéis perfectamente unidos en una misma mente
y un mismo parecer”. Eso no significa que todo el mundo tenga que pensar de la
misma forma. Con todas las diferencias entre nosotros, es imposible conseguir
que todos piensen igual. La iglesia no es llamada a tener a todo el mundo
pensando exactamente igual. Pero, sin embargo, el apóstol dice que han de ser
de una misma mente. ¿Cómo puede ser eso? La carta a los filipenses nos ayuda
aquí. Pablo dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús” (Filipenses 2:5). A
continuación nos describe la mente de Cristo, que es la disposición a renunciar
a derechos y privilegios personales y ceder y tomar un sitio menor.
Entonces viene el gran pasaje cristológico donde describe cómo es Cristo: “Él,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo
semejante a los hombres. Más aún, hallándose en la condición de hombre, se
humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz
(Filipenses 2:6-8).
Esa es la mente de la
cual Pablo está hablando. Cuando todo el mundo decide poner las cosas de Cristo
primero y está dispuesto a sufrir pérdida para que el honor y la gloria de
Cristo puedan ser avanzadas, eso es lo que trae armonía a una congregación. Ese
es siempre el factor de unión en una iglesia, y esa es la mente que deberíamos
de tener, la mente que no se considera a sí misma la cosa más importante.
ORACIÓN. Gracias, Padre, por Tu
Palabra. Deja que haga su gran obra de reducir y eliminar de mi vida las cosas
en las cuales tomo orgullo y que me separan de otros. Ayúdame a juzgar estos en
la luz de la cruz y a caminar delante de Ti en unidad con mis hermanos y
hermanas en Cristo.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Estamos confundiendo la igualdad
con la auténtica unidad en Cristo? ¿Necesitamos reevaluar nuestra
responsabilidad personal de construir muros de separación y desunión, eligiendo
en cambio ser hacedores de paz?
RAY STEADMAN - (Dev. "EL PODER DE SU PRESENCIA")