Debe haber
sorprendido a Jesús escuchar a Tomás diciendo: "Señor, no sabemos a dónde
vas tú, ¿Cómo podemos saber el camino?" (Juan 14:5). Tomás estaba diciendo
en realidad: "Jesús, Tú hablas con tanta familiaridad sobre ir a tu Padre,
pero nosotros no lo conocemos como tú. ¿Cómo podemos saber el camino hacia el
Padre?"
Esta era una
confesión. Tomás estaba admitiendo, "Señor, tú sabes que hemos sido
íntimos durante los últimos tres años, pero no tenemos la revelación de quién
es el Padre, de su amor, su cuidado, su ternura. Por favor, antes de irte,
muéstranos al Padre." Sin embargo, eso es precisamente lo que Jesús había
estado haciendo durante los últimos tres años. Sus discípulos habían perdido la
revelación.
Si fuéramos
totalmente conscientes de que tenemos un amoroso y protector Padre celestial,
¿por qué alguna vez estaríamos desanimados cuando el enemigo viene contra
nosotros? ¿Por qué desesperarnos por una carga financiera que parece
abrumadora? ¿Por qué nos preguntaríamos los porqués cuando nos parece que no
podemos obtener la victoria sobre un pecado que nos asedia?
Escuche con atención la respuesta de Jesús a Tomás. Tiene
todo que ver con nosotros: "Si me conocieseis, también conocierais a mi
Padre" (Juan 14:7). Entonces, Felipe responde: "Señor, muéstranos al
Padre y nos basta" (versículo 8). Jesús no podía creer lo que estaba
oyendo. Casi se puede oír la incredulidad en su voz cuando responde a Felipe:
"Hace ya tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y tú, Felipe, no me has conocido? El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo entonces dices: “Muéstranos al Padre”?"
(Versículo 9).
En otras palabras:
"Tomás, Felipe, mis discípulos preciosos, ¿cómo pueden preguntar esto?
Dicen que me conocen, que somos íntimos; sin embargo, ¿cómo se les ha escapado
la revelación que he pasado los últimos tres años entregándoles? ¿Todavía no
ven que todos los milagros que hice eran el Padre en mí revelando quién es,
cómo es Él y quien quiere ser Él para ustedes? Todo lo que les he enseñado era
de su corazón, no del mío."
La vida entera de
Jesús fue un sermón ilustrado. Día a día, con cada milagro que Jesús realizó y
cada parábola que Él enseñó, estaba expresando quién es el Padre. Y envió a su
Espíritu Santo para que sus seguidores puedan hacer obras aún mayores y
continúen revelando el amor del Padre a las nuevas generaciones.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)