Cuando leemos
por primera vez sobre Abraham, Dios le pide que tome a su familia y viaje hacia
un destino no revelado (ver Génesis 12:1). Esta debió haber sido una prueba
increíble para Abraham, y también para sus seres queridos. Pero por fe, Abraham
obedeció. Fue por fe que él vivió rodeado de personas desconocidas en tierras
extrañas, y no fue dañado y fue bendecido; y librado de cada crisis, a través
de sueños y visiones sobrenaturales dadas por el Señor.
MIRA LAS
ESTRELLAS.
En una ocasión,
Dios le pidió a Abraham que mirara al cielo lleno de estrellas, y le dijo: “Mira ahora los
cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar… así será tu
descendencia” (Génesis 15:5). En otras palabras: “Abraham, ésta es
la cantidad de hijos, nietos y descendientes que tendrás. Serán tan numerosos
como las estrellas”.
¡Qué promesa
tan increíble! Esta palabra para Abraham estaba más allá de la comprensión de
cualquier ser humano. Y, ¿cuál fue la respuesta de Abraham a esta promesa?
“Abraham creyó a Jehová” (15:6).
LA RECOMPENSA
DE UNA CONFIANZA INCONMOVIBLE.
¿Cuál fue el
resultado de la fe de Abraham? y, ¿Qué significó a los ojos de Dios esta
confianza profunda y perdurable? Encontramos la respuesta en un solo verso: “Y
creyó a Jehová, y le fue contado por
justicia” (Génesis 15:6, las cursivas son mías).
Una y otra vez
Abraham puso su fe en Dios, y fue considerado justo a los ojos del Señor.
Para cuando Abraham cumplió 100 años de edad, él
había soportado toda una vida de pruebas y había atravesado de todo. Las
Escrituras dicen que él confió en Dios. Y ahora Dios decía lo siguiente sobre
este hombre obediente: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa
después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”
(18:19).
¿Ves lo que
Dios mismo dijo de este hombre? El declaró: “Yo confío en Abraham. Él tiene una
fe probada”.
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)