"Las vacas de fea vista y enjutas de carne devoraban a
las siete vacas hermosas y muy gordas." Génesis 41:4
El sueño de Faraón ha
sido frecuentemente mi experiencia. Mis días de pereza destruyeron
lamentablemente todo lo que conseguí en tiempos de entusiasta actividad. Mis
momentos de frialdad han helado todo el calor de mis períodos de fervor y
entusiasmo, y mis accesos de mundanalidad me han hecho retroceder en la marcha
de la vida cristiana. Necesito precaverme de las oraciones pobres, de las
alabanzas débiles, de la obediencia a medias y de las experiencias estériles,
porque estas cosas devorarán la grosura de mi consuelo y de mi paz. Si descuido
la oración, aunque sea por corto tiempo, pierdo toda la espiritualidad que he
logrado. Si no saco del cielo nuevas provisiones, el antiguo grano que está en
mi granero pronto quedará consumido por el hambre de mi alma. Cuando las orugas
de la indiferencia, los pulgones de la mundanalidad y el gorgojo de la
indulgencia conmigo mismo dejan mi corazón completamente desolado y hacen que
mi alma languidezca, toda mi fertilidad y progreso en la gracia no me sirve
para nada.
Yo debiera ansiar no tener días enjutos de carne ni horas de
fea vista. Si cada día marchara hacia el blanco de mis deseos, pronto lo
alcanzaría, pero las caídas me dejan aún muy lejos del premio de mi soberana
vocación, y me privan de los progresos que he hecho tan afanosamente. La única
manera en la que todos mis días pueden ser como "vacas gordas", es
alimentándolos en los verdaderos prados, ocupándolos con el Señor en su
servicio, en su compañía, en su temor y en su camino. ¿Por qué cada año no
puede ser más rico que el anterior, en amor, en utilidad y en gozo? Estoy más
cerca de los collados celestiales, he experimentado más a mi Señor; por lo
tanto, tendría que ser más semejante a él. ¡Oh Señor!, consérvame lejos de la
flaqueza de alma, y no permitas que grite: "¡Mi flaqueza, mi flaqueza, ay
de mí!"
CHARLES SPURGEON - (Dev. “LECTURAS MATUTINAS”)