ENCONTRAR A DIOS
¡Gran Dios!
De forma
pública y privada, en el santuario y en casa, que mi vida pueda estar sumergida
en oración, lléname de un Espíritu de Gracia y súplica siendo cada oración
perfumada con el incienso de la sangre expiatoria. Ayúdame, defiéndeme, hasta
que del piso de la oración yo pase al Reino de la alabanza constante.
Impúlsame para
mis necesidades; Invítame por Tus promesas; Llámame por Tu Espíritu, para que
yo entre a Tu presencia, Te adore a Ti
con temor piadoso, tema la presencia de Tu majestad, grandeza y gloria, más
sea alentado por Tu amor. Soy tan completamente pobre cuanto soy completamente
culpable, nada tengo de mí mismo con que pagarte a Ti; Pero traigo a Jesús a Ti
en los brazos de la fe, suplicando su justicia para compensar mis iniquidades,
regocijado porque Él va a inclinar la balanza a mi favor, y satisfacer Tu
justicia.
Te bendigo
porque los grandes pecados exigen gran gracia, aunque todo pecado merece
castigo infinito ya que se comete contra un Dios infinito, sin embargo, hubo
misericordia para mí, pues donde la culpa es más terrible, Tu misericordia en
Cristo es más libre y profunda. Bendíceme revelándome cada vez más de Tus
méritos Salvíficos, haciendo que Tu bondad me preceda, trayéndome paz a mi
corazón contrito; Fortaléceme, para que
yo no Te de descanso a Ti hasta que Cristo pueda reinar supremo dentro de mí,
en cada pensamiento, palabra y acción, en una fe que purifica el corazón; vence
al mundo, trabaja por amor; reafírmame ante Ti, y siempre lígame a la cruz.
ARTHUR BENNETT - (Dev. "EL VALLE DE LA
VISIÓN")