“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Mateo 22:39
Dios te ama
tanto que dio a Su único hijo para salvarte. ‘¿Para salvarme de qué?’, dirás. 1) Para salvarte de recorrer esta vida
perdido, sin dirección, alegría ni satisfacción. 2) Para salvarte de pasar la vida futura perdido y sin la felicidad
del cielo que Dios quiere compartir contigo. Dios te tiene en tan alta estima
que cada vez que te empeñas en menospreciarte rechazas Su opinión de ti. Y al
no estar de acuerdo con Dios, te estás equiparando con Él, o lo que es peor,
haces primar tu opinión sobre la Suya. Quizá nunca antes te lo hayas planteado
así. La actriz y cantante Ethel Waters ministró a grandes multitudes en las
campañas evangelísticas de Billy Graham. Nació siendo negra y pobre en una
sociedad segregada, pero al conocer a Cristo, cobró su verdadera autoestima. Con una sonrisa que te derretía el corazón,
decía siempre al público: “Dios me hizo, y mi Dios no hace basura”.
Cuando no te
amas, es imposible amar a otros o aceptar que te amen. Te vuelves experto en
hacer oídos sordos a cumplidos y en aceptar las críticas, porque estas
confirman la opinión negativa que tienes de ti mismo. Por consiguiente, te
distancias de la gente y acabas solo sin siquiera saber por qué. Quizá tus
padres te defraudaron o tu cónyuge te haya traicionado. Puede ser que te
sientas como objeto estropeado y busques una escapatoria en adicciones,
aventuras extramaritales o en estilos de vida donde lo único que cuenta son los
logros. Pero al final eso no funciona. Cuando reconozcas que Dios te ama
incondicionalmente y decidas amarte a ti mismo, tendrás amor para dar a otros.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")