Pablo habla de un
ministerio al que cada cristiano es llamado, uno que no requiere dones o
talentos especiales, sino que debe ser asumido por todos los que han nacido de
nuevo, tanto ministros reconocidos como laicos. De hecho, este ministerio es el
primer llamamiento de cada creyente y todos los otros emprendimientos deben
nacer de él.
Ningún ministerio
puede ser agradable a Dios a menos que nazca de este llamado. Estoy hablando
del ministerio de contemplar el rostro de Cristo. Pablo dice: “Pero nosotros
todos, con rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del
Señor…” (2 Corintios 3:18 BTX -BIBLIA TEXTUAL-).
¿Qué significa
contemplar la gloria del Señor? Pablo
está hablando aquí de adoración centrada y dedicada, el tiempo que se le da a
Dios simplemente para contemplarle. Y el apóstol añade rápidamente: “Por lo
cual, teniendo nosotros este ministerio” (4:1). Pablo deja en claro que
contemplar el rostro de Cristo es un ministerio al que todos debemos ser
devotos.
La palabra griega
para contemplando en el versículo anterior es una expresión muy fuerte. Indica
no sólo echar un vistazo, sino “fijar la mirada.” Significa decidir: “No me
moveré de esta posición. Antes de hacer cualquier cosa, antes de intentar
lograr una simple meta, tengo que estar en la presencia de Dios.”
Muchos cristianos
interpretan mal la frase “contemplando como en un espejo.” Piensan en un
espejo, con la cara de Jesús reflejándose a ellos. Pero eso no es lo que quiere
decir Pablo aquí. Él está hablando de una mirada enfocada intensamente, como
escudriñando algo con empeño a través de un vidrio, tratando de verlo más
claramente. Tenemos que “fijar nuestros
ojos” de esta manera, determinados a ver la gloria de Dios en la faz de Cristo.
Tenemos que encerrarnos en el lugar santísimo con una sola obsesión: mirar tan
intensamente y tener comunión con tal devoción, que seamos transformados.
Pablo dice que la
persona que se encierra con Cristo, contemplándole, está siendo transfigurada.
¿Qué ocurre cuando un creyente contempla el rostro de Cristo? Pablo escribe:
“…somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor.”(2 Corintios 3:18).
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)