viernes, 4 de marzo de 2016

¿Y qué con eso de aplicar la sangre de Cristo? 3 marzo


¿Y QUÉ CON ESO DE APLICAR LA SANGRE DE CRISTO?



Por Enrique Oriolo (http://todoelconsejodedios.org)







Como cristianos estamos muy familiarizados con el mensaje del Evangelio, o por lo menos deberíamos estarlo. Tenemos conocimiento de que Dios se hizo hombre en Jesucristo para vivir una vida en obediencia perfecta y morir en la cruz como un criminal, pagando así el precio del pecado que es la muerte, resucitando al tercer día y luego ascendiendo a la diestra de Dios. Cada día damos gloria al levantarnos y saber que por medio de su sangre fuimos limpios del pecado y tenemos paz para con Dios.

Ahora bien, algunos o muchos de los que leen este artículo también han oído frases que giran alrededor del tema de la sangre de Cristo, que a decir verdad, no son muy claras y mi propósito es que podamos pensar más si son o no bíblicas.

“Aplico la sangre de Cristo sobre mi vida”, “Aplico la sangre de Cristo sobre mi familia”, “Aplico la sangre de Cristo sobre mis finanzas”, “… sobre mis bienes, mi auto, mi perro, etc”. ¿Te suenan familiares? A mi sí.

¿Qué es esto de aplicar? La definición del diccionario para el término “aplicar” es: “Poner algo sobre otra cosa o en contacto de otra cosa”. Podemos simplemente pensar en mujer que se aplica una crema facial, está poniendo esa crema sobre su piel y en contacto con su piel. O cuando uno de nuestros hijos nos rompe un adorno y entonces tomamos dos piezas y aplicamos pegamento entre ellas, ponemos ese pegamento sobre las piezas y en contacto con ellas. ¿Creo que estamos agarrando la idea verdad?

¿Y como es que se aplica la sangre de Cristo? “La frase “la sangre de Cristo” es usada muchas veces en el Nuevo Testamento, y es la expresión de la muerte sacrificial y la obra completa de expiación de Jesús en nuestro favor. Las referencias a la sangre del Salvador incluyen la realidad de que Él literalmente se desangró en la cruz, pero más significativamente que derramó Su sangre y murió por los pecadores”. (1)

Cristo derramó su sangre a nuestro favor, es decir, murió para pagar la paga por nuestro pecado que nos dirigía a la condenación y a sufrir la justa ira de Dios. Y gracias a su sacrificio podemos ser salvos, como le dijo Pablo a la iglesia de Colosas: “Porque agradó al Padre que en Él [Cristo] habitara toda la plenitud, y por medio de El reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz, por medio de El, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos”, Colosenses 1:19-20.

¿Esa sangre cuándo se derramó? Una vez y para siempre allí en la cruz del calvario. Y nos cubre a todos los creyentes, a los que hemos nacido de nuevo. ¿Recuerdas la plaga de Egipto, la de la muerte a los primogénitos? (ver Éxodo 12). Los israelitas debían cubrir los dinteles de sus puertas con la sangre de un cordero sacrificado, el ángel de la muerte pasaría de largo en esa casa (de allí viene la palabra “pascua”, “pasar por alto”). Nosotros, los creyentes de este tiempo somos cubiertos con la sangre del cordero de Dios que quita el pecado del mundo: Jesucristo. ¿Cuántas veces somos cubiertos? Una vez y para siempre.

Eso es algo que debemos tener claro, en ningún momento, si eres cristiano, en ningún momento esa sangre deja de cubrirte, cuando Dios te mira a ti y a mi nos ve a través de la sangre de Cristo que cubre nuestro pecado, que ha limpiado nuestra maldad (Heb. 10:12). ¡Gloria a Dios por eso!

¿Puedo aplicar la sangre de Cristo? La sangre de Cristo no es una crema facial y no es un pegamento que está a nuestro alcance y administración para que podamos aplicar o no aplicar a nuestro gusto y piacere. La sangre de Cristo es preciosa, es el sacrificio más maravilloso de toda la historia de la creación, y esa sangre no fue derramada para nosotros, ¡Ojo! si fue derramada “por” nosotros pero no “para” nosotros. ¿Y cómo es eso? Es que Dios, el Juez Justo es quien requería la muerte de Jesucristo para el pago de los pecados. Es a Dios el Padre que Cristo ofreció su sangre para saldar nuestra deuda.

Una vez que ves eso dime: ¿Qué piensas de aplicar la preciosa sangre de Cristo en tu auto? ¿Acaso no es una irreverencia? ¿Acaso no es una falta de temor aplicar la sangre de Cristo sobre mi casa?

Yo sé de muchos que lo hacen porque la motivación es que quieren estar cubiertos o cuidados por Dios. ¡Pero hermano! si tu eres cristiano, eres hijo de Dios y estás lavado para siempre por la sangre de Cristo (Efe. 2:4-5), lo que necesitas no es aplicarte esa sangre como si fuese protector solar, ¡No! lo que necesitas es reconocer lo que la Palabra de Dios dice que eres en Cristo. Un hijo amado (Juan 1:12; Ro. 5:8), completo en él (Col. 2:10) y nada ni nadie podrá apartarte de su amor (Ro. 8:35-39), ¿Eso no es maravilloso?










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