Si amamos al
mundo y las cosas que están en el mundo, no podemos ser de Dios: “No améis al
mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del
Padre no está en él” (1 Juan 2:15). Si codiciamos, queriendo cada
vez más cosas, no somos una de sus ovejas: "Ni los ladrones, ni
codiciosos… heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:10).
Estos creyentes
serán cabras no solamente por su codicia por cosas, o porque no ayudaron al
necesitado. El Señor les dirá: “No me representaste adecuadamente ante el
mundo. Hiciste que el impío me identificara con la prosperidad, el dinero, y el
éxito. Engañaste a los pobres diciéndoles que yo quería hacerlos ricos. Y le
dijiste a los enfermos que ellos estaban sufriendo porque carecían de fe."
Te bendije.
Derramé mis recursos sobre ti, porque te amé. Pero no abriste tus oídos al
llanto de necesidad alrededor tuyo. En cambio, te ahogaste en tus propios
bienes. Si fueras mío - si me amaras – hubieses obedecido mis mandatos."
Puedes decir:
"Hermano David, esto es demasiado difícil. Seguramente Dios no es tan
así.” Lee las palabras de Ezequiel: “He aquí que esta fue la maldad de Sodoma
tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad… y no fortaleció la mano del afligido y del
menesteroso”. (Ezequiel 16:49, itálicas añadidas). Cuando Dios juzgó a
Sodoma, no mencionó su homosexualidad o idolatría. Todo se trataba del orgullo, la comodidad y la negligencia para con el
necesitado. No tenían ninguna preocupación por el pobre.
¿Cómo puedes
involucrarte con el necesitado? Eso es obra del Espíritu Santo. Si estás bajo
convencimiento con este mensaje, ve a él. Él te conducirá directamente a las
necesidades que quiere que suplas en una de estas áreas de ministerio de amor
práctico. No pienses que esto es para ponerte bajo una culpa o condenación,
sino para ayudarte a evaluar tu corazón a la luz de las palabras de Jesús.
El Señor no
espera de nosotros que lo hagamos todo. Pero sé que él espera que nosotros
estemos personalmente comprometidos en la participación en al menos alguna de
estas áreas de necesidad. ¿Puedes decir que estás listo para pararte frente a
Cristo en aquel día, sabiendo que estás ayudando a alimentar o vestir al pobre,
visitar a los prisioneros, bendiciendo o visitando a viudas y al huérfano?
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)