Casi cualquier
cristiano puede decirte: "Jesús murió por mis pecados". Pero,
sorprendentemente, pocos pueden decir lo que significa su resurrección en sus
vidas diarias. Ellos saben ciertas partes de la historia —que Jesús murió y
resucitó— pero no lo suficiente como para aplicar las poderosas verdades de
Dios a la manera en que viven y creen. Y eso hace toda la diferencia en el
mundo.
La resurrección
de Cristo tiene consecuencias radicales no sólo para la vida eterna, sino para
la vida cotidiana. ¿Cuál es el propósito de la resurrección? La mayoría de
nosotros lo asociamos con la vida eterna, no con la vida cotidiana en la
tierra. ¿Cual es la importancia de la resurrección en nuestro matrimonio, nuestro
trabajo y nuestra familia? ¿Cómo afecta a una vida inundada por 200 mensajes de
datos al día, una vida preocupada con los trámites, las tareas, las
obligaciones y las demandas?
Pablo nos
recuerda que la muerte, sepultura y resurrección de Cristo son de primera
importancia. "Ha de ser contada, es
decir, a los que creemos en aquel que levanto de los muertos a Jesús, Señor
nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación" (Romanos 4:24-25, énfasis añadido). ¿Qué quiere decir Pablo cuando dice que
Jesús fue levantado de manera que podamos ser justificados?
La
justificación tiene que ver con nueva vida. Sin ella, estaríamos atrapados en
un ciclo interminable de pecado y confesión. Piensa en el peso que el pecado
acarrea a nuestras vidas. ¿Cuántas veces has permanecido despierto en la noche
angustiándote por algo horrible que has dicho o hecho? La vergüenza, la culpa y
la condenación vienen con la vida cotidiana; no podemos escapar de ella. Sin
embargo, Pablo nos dice que Jesús fue "entregado" para limpiarnos de
estas mismísimas cosas.
Entonces, ¿Es
suficiente ser perdonado de nuestros pecados? Ahí es donde la última parte del versículo
entra en juego: Jesús fue "resucitado para nuestra justificación." No
sólo nuestras transgresiones se han ido, sino que somos justificados –lo que
significa que, es como si nunca hubiéramos cometido esos pecados–. Ahora somos un deleite a los ojos de Dios.
!En resumen, hemos resucitado a una vida nueva, cada día!
Qué gran y poderosa
verdad. Sin embargo, los cristianos a menudo no experimentan esta nueva vida
cotidianamente. Admito que hay días cuando le digo a mi esposa Kelly: "¿Es
esto realmente una nueva vida? Estoy frustrado, enojado, decepcionado.
"Aunque lo intentemos, no poseemos personalmente el poder de renovar
nuestras vidas. No podemos simplemente hacernos de nuevo. Eso viene solo de
Jesús, y es a través de lo que se llama el poder de la resurrección.
GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)