viernes, 14 de agosto de 2015

Si Cristo lleva la carga 14 agosto




«Si me ponen una carga encima y otro de inmediato la quita y la pone sobre sí», dijo Meister Eckhart, «no me significa ninguna diferencia, tanto si se trata de uno como de cien kilogramos».

En las Escrituras parecen reconocerse tres clases de cargas. Primero, la carga de la ayuda amante que se nos amonesta que nos demos unos a otros: «Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo» (Gálatas 6:2). En segundo lugar, la carga de la responsabilidad moral que nadie puede pasar a otro. «Porque cada uno llevará su propia carga» (Gálatas 6:5). En tercer lugar, la carga resultante de nuestro estado caído consistente en pecado, temor, preocupación, frustraciones, dolores, remordimientos, recuerdos amargos y autoacusaciones.

La primera carga nunca hizo daño a un alma. La segunda puede incluso llegar a ser una fuente de consuelo si nuestros corazones son rectos. Es el tercer tipo de carga el que envejece, causa arruga y mata. Y no hay ninguna razón válida por la que tengamos que seguir llevándola (o llevándolas, porque hay muchas de esta clase). «Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará» (Sal. 55:22). Esto es lo que el buen Eckhart tenía en mente cuando sugirió que ninguna carga sería más pesada que otra si el Señor la llevaba por nosotros.

Las cargas innecesarias están aplastando a la gente y agostando sus vidas cada día. Las instituciones mentales están rebosantes y los psiquiatras están haciendo un enorme negocio porque la carga de vivir se está haciendo mayor que lo que podemos soportar. La civilización no ha disminuido nuestras cargas excepto en lo que atañe al cuerpo; las cargas del corazón se están haciendo cada vez más numerosas, y la ciencia no ha hallado remedio alguno. La voz sedosa del facultativo puede que alivie la mente por un tiempo, pero la enfermedad está demasiado ahondada para que vaya a ceder ante medidas tan inadecuadas.

Lo cierto es que podríamos vivir más y mejor y ser mucho más dichosos y útiles si aprendiéramos a echar nuestras cargas sobre el Señor. Entonces no importaría lo pesadas que fueran, porque Él las llevaría por nosotros.


A. W. TOZER - (“CAMINAMOS POR UNA SENDA MARCADA")







TRADUCCIÓN