“Con paciencia esperé que el señor me ayudara.”
El salmista
escribió: “Con paciencia esperé que el Señor me ayudara, y Él se fijó en mí y
oyó mi clamor. Me sacó del foso de desesperación... Puso mis pies sobre suelo
firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó. Me dio un canto nuevo para
entonar, un himno de alabanza a nuestro Dios. Muchos verán lo que Él hizo y
quedarán asombrados...” (Salmos 40:1-3 NTV). Esperar es confiar en que Dios
sabe lo que está haciendo, incluso cuando no te da toda la información. A lo
mejor eres soltero y estás buscando a alguien con quien compartir tu vida. O
estás a punto de entrar en una relación, pero sabes que no le agradaría Dios; esa
no es la persona adecuada, puesto que no comparte tus valores, tus metas ni tu
compromiso con Cristo.
O tal vez estés
siendo presionado a tener relaciones sexuales antes de casarte. Probar el
producto antes de comprarlo es normal en el mundo, pero sabes que no es así con
Dios. Quizás estés pensando ‘Estoy harto de esperar. Voy a satisfacerme con lo
que me plazca y luego me preocupo de las consecuencias’. Sansón hizo eso y acabó perdiendo la vista, la fuerza, la reputación,
la libertad y la vida. ¡Espera lo mejor de Dios! Ora: ‘Señor no quiero ser
parte de ninguna relación que no te honre, que me vaya a herir y que traiga
dolor a las vidas de otros. Tú dices que los planes que tienes para mí son
buenos. Por lo tanto, aunque a veces siento que nadie entiende lo duro que es,
confío en Ti y espero con paciencia’.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


