“No te jactes del día de mañana pues no sabes lo que traerá.” Proverbios 27:1
En la noche anterior,
el rey no pudo dormir en su residencia real y finalmente llamó a su ayudante
para que le leyera las crónicas del rey y ver si así conciliaba el sueño. Amán
había regresado a casa del primer banquete de la reina Ester para platicar sus
glorias a su familia y a sus amigos y para hacer un complot y vengarse de
Mardoqueo el judío, esa misma noche. La reina Ester quizá tenía ya todo
preparado para el día siguiente y se fue a dormir.
¡Qué diferencia hace un
día!
Hace mucho, el profeta
Isaías profetizó de una nación "hecha en un día", y habló del pueblo
escogido de Dios, los judíos:
Los millones de judíos que soportaron el horror
del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial no tenían una
"tierra" o lugar de refugio en ese tiempo, no podían llamarle a ninguna
nación del planeta "hogar". Ellos
estaban errantes y peregrinos esparcidos por todo el globo hasta que todo
cambió en "un día".
El 14 de Mayo de 1948,
los judíos declararon su independencia, Israel fue proclamado como una nación
por primera vez después de 2900 años. En ese día, nació una nación, exactamente
como Isaías había profetizado aproximadamente unos 700 años antes de Cristo.
¡Qué diferencia hace un día!
Pedro entendió esto
también. Un día y toda esa noche, él luchó con nubes negras de depresión,
desesperanza y tristeza de la única manera que sabía, se fue a pescar. Pero el
día siguiente amaneció viendo a alguien desconocido que le hacía señas desde la
playa... le decía que echara sus redes una vez más y lo hizo.
Cuando las redes fueron
alzadas tan llenas que casi se hundían sus barcos, Pedro supo que su vida había
cambiado. El hombre era Jesús, resucitó de los muertos y todavía lleva las
cicatrices de Su crucifixión. Solo un día hizo la diferencia.
¿Estás enfrentando un diluvio de circunstancias negativas,
obstáculos imposibles, y desilusiones aparentemente intermi-nables? ¡No te rindas! Tú
sirves a Dios quien realmente trabaja el turno de la noche. Y recuerda que
cuando Dios es el centro de tu vida, solo se necesita un día para hacer la
diferencia.
ORACIÓN. Padre, mis pensamientos parecen estar dominados por
información negativa, predicciones
fatales, y miedos susurrados de qué tan mal las cosas andan y que tan mal se
van a poner. Honestamente Señor, no sé qué hacer, pero mis ojos están puestos
en ti. La victoria de Ester me recuerda que cuando tú intervienes, un día puede
hacer toda la diferencia.
TOMMY TENNEY - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)