“…¡Derramad delante de él vuestro corazón!…” Salmos 62:8
Lo que más quería
en la vida Ana era un hijo. Y a medida que pasaban los años más se sumía en la
desesperación y el desencanto. “Ella, con amargura de alma, oró al Señor y
lloró desconsoladamente” (1 Samuel 1:10). Sin embargo, hizo dos cosas que le
funcionaron; las mismas que tú puedes hacer.
1) En lugar de alejarse de Dios, se acercó a Él y
en lugar de orar menos, oró más.
Sabía que aunque su marido no podía darle un hijo, Dios sí podía. No disfrutó
del tiempo de espera, pero nunca dudó de Su bondad. Desafortunadamente, una de
las cosas que solemos hacer cuando las cosas no van bien es evitar la presencia
de Dios, lo cual es un error, porque es lo que más necesitamos. Claro que
cuesta mucho orar cuando estás afligido. Pero a menos que hayas orado alguna
vez con un corazón quebrantado y con la carga de una gran necesidad no sabes lo
que es derramar tu corazón delante de Dios o el verdadero significado bíblico
de la oración.
2) Ana no pensó solamente en lo que ella quería,
sino también en lo que Dios deseaba: “…¡Señor de los ejércitos!, si… no te
olvidas de tu sierva, sino que das a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré al
Señor todos los días de su vida…” (1 Samuel 1:11). Y muy poco después Samuel
fue concebido. Cuando estés dispuesto a hacer una promesa a Dios con la que te
comprometas y que Él te pueda reclamar
(eso es un voto), entonces te tomarás en serio la oración. Y Dios por Su
parte se tomará en serio Su respuesta. Por lo tanto, derrama tu corazón delante
de Él.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")