“Trabajad […]
por la comida que a vida eterna permanece…”
Juan 6:27 (Leer: Juan 6:22-34)
Una mañana, mientras Lilia se preparaba para ir al
trabajo, su hijita de cuatro años también se puso a trabajar. Habían comprado
una tostadora circular, y la idea de pasar el pan por el pequeño horno fascinó
a la pequeña. Poco después, Lilia descubrió unas 30 tostadas apiladas sobre la
mesa. «¡Soy una cocinera excelente!», declaró la niña.
No tiene nada de milagroso que una niña curiosa convierta
pan en tostadas. Pero, cuando Jesús transformó los cinco panes y los dos peces
de un muchachito en comida para miles de personas, la gente reunida reconoció
la naturaleza milagrosa del suceso, y quiso convertir al Señor en su rey (ver
Juan 6:1-15).
Como el reino de Jesús «no es de este mundo» (Juan
18:36), Él se alejó. Al día siguiente, cuando lo encontraron, el Señor les
reveló el error de sus motivaciones: «me buscáis, no porque habéis visto las
señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis» (6:26). Erróneamente, pensaron que el «Rey» Jesús
les llenaría el estómago y liberaría a la nación. Pero les aconsejó:
«Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece»
(v. 27).
Una perspectiva terrenal nos hará ver a Jesús como un
medio para alcanzar un fin. En realidad, Él es nuestro Pan de vida.
Señor, que no te busquemos solamente para solucionar
problemas.
“Busquen primero el reino de Dios, y todas estas cosas
les serán añadidas.” Jesús
(La Biblia en
un año: Salmos 97 - 99 – Romanos 16)
TIM GUSTAFSON - (Devocional “NUESTRO PAN DIARIO")


