“… considerad
al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” Hebreos 3:1-1
(Leer: Hebreos 3:1-6)
La tendencia actual en muchos países es «reeditar» su
historia. Próceres destacados, anteriormente reconocidos y honrados por sus
luchas incansables para lograr la independencia de sus pueblos, son ahora
reprobados al darse a conocer ciertos aspectos oscuros de sus conductas y
prácticas. La buena reputación de muchos ha sido manchada por revelaciones
irrefutables. Aun así, no dejan de ser héroes.
La Biblia está llena de personajes imperfectos que se
convirtieron en verdaderos héroes. Pero no debemos perder de vista la fuente
que generó sus actos heroicos. Su fe
estaba en Dios, quien decidió utilizar seres humanos imperfectos para llevar a
cabo propósitos extraordinarios.
Entre esos héroes, sobresale Moisés. Tendemos a olvidar
que fue un homicida y un líder reticente, quien incluso despotricó contra Dios:
«¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus
ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?» (Números
11:11-12).
¡Moisés sí que era humano! Aun así, Hebreos afirma: «Como
siervo, Moisés fue fiel en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que
se iba a decir» (Hebreos 3:5 RVC).
Solo hay un héroe que nunca decepciona: «A Jesús se le ha
concedido más honor que a Moisés» (v. 3 RVC).
Señor, te entrego mis debilidades. Úsalas para tus buenos
propósitos.
¿Buscas a alguien que no te decepcione? Mira a Jesús.
(La Biblia en
un año: Salmo 123-125 – 1 Corintios 10:1-18)
TIM GUSTAFSON -
(Devocional “NUESTRO PAN DIARIO")