Salomón
escribió: "Cazadnos las zorras, las
zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en
cierne" (Cantar de los Cantares 2:15). Salomón nos está advirtiendo
que a menudo, son los pequeños y persistentes problemas los que nos impiden
caminar plenamente en el llamado de Dios a una vida abundante en Él.
¿Recuerdas
cuando le entregaste tu vida a Jesús? Como todo nuevo cristiano, tu corazón se
llenó de propósito. Experimentaste el amor sanador de Dios y anhelabas
compartirlo con los demás, la evangelización, la reconciliación y el servicio.
A medida que avanzabas en esta nueva vida, comenzaste a entender mejor tu papel
en el reino de Dios y tus dones para servirle. Tal vez también sentiste una
llamada a algún tipo de ministerio.
Pero entonces
sucedió algo peculiar. Casi a diario, tu enfoque sólo en Jesús, se vio invadido
por otras exigencias. Pequeñas cosas
aparecieron, capturando tu atención y distrayéndote, para que, lentamente,
pierdas tu enfoque en Cristo.
Mi padre, David
Wilkerson, estaba muy familiarizado con este aspecto de la vida cristiana. Él
estaba determinado a mantener una íntima comunión con Dios mediante la oración
y nada podía interrumpirlo en ello. Papá oraba entre dos y cuatro horas cada
día de su vida, a veces, tomaba todo un día para orar, advirtiéndonos que no lo
interrumpamos.
La necesidad de
enfocarnos intensamente, se demuestra por la famosa familia Wallenda, acróbatas
de cuerda floja por más de siete generaciones. Hace aproximadamente un año, Nik
Wallenda contribuyó con el nombre legendario de su familia, al caminar sobre
una cuerda suspendida sobre un acantilado en el Gran Cañón. Ese día hubo
bastante viento y Nik no estaba seguro de qué hacer; sin embargo, una vez que
se decidió, tuvo el enfoque de un rayo láser. Él salió del vestuario con una
expresión extraordinaria. Todos los periodistas se quedaron en silencio y las
cámaras tomaron un acercamiento de su rostro. Cada respiración estaba en
sintonía con su objetivo. Ni siquiera el fuerte viento fue capaz de distraerlo;
con su vara en la mano, se acercó a la cuerda y comenzó a cruzar el cañón, sin
distraerse por instante.
El enfoque de
Nik Wallenda fue realmente una cuestión de vida o muerte. Sin embargo,
nosotros, en la iglesia de Jesucristo, tenemos un llamado aún más alto. Pero,
¿tenemos ese enfoque de rayo láser? ¿Con qué frecuencia nuestras distracciones
han prolongado días, meses, incluso años, nuestro tiempo divagando en
mediocridad?
GARY WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


