“...cuando
vean tu asiento desocupado, te van a echar de menos” (1 Samuel 20:18 CST)
¿Quién es la
persona que más temes perder? ¿Te provoca ansiedad? Si es así, sigue los
siguientes consejos:
1) Pídele a Dios que te dé la gracia para
aceptar la muerte como parte inevitable de la vida. Tanto tú como tu ser
querido moriréis un día y únicamente Dios sabe quién será el primero.
Preocuparte por algo fuera de tu alcance sólo te robará la paz y la alegría.
2) Aprovecha al máximo cada momento.
Si supieras la fecha exacta en la que va a partir esa persona, ¿qué harías o
dejarías de hacer? ¿Realizarías ese viaje del que siempre hablasteis? ¿Serías
menos crítico y más halagador? ¿Pasarías más tiempo con la persona y le dirías
más a menudo que la quieres?
3) No pierdas más tiempo valioso en disputas
tontas y pequeños enfados.
4) Haz lo que esté a tu alcance para que tu
ser querido esté a bien con Dios, a fin de que tenga paz en su alma y paséis la
eternidad juntos.
5) Dios también ama a tu ser
querido, incluso más que tú. Cuando llegue la hora, Dios estará ahí contigo.
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal aluno, porque Tú
estarás conmigo...” (Salmo 23:4).
6) Intenta imaginar a tu ser querido
en el cielo. Jesús dijo: “Voy... a preparar lugar para vosotros... para que
donde yo esté, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). La separación sólo será
momentánea pero el reencuentro será para siempre.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")