SIETE PRINCIPIOS CENTRADOS EN EL
EVANGELIO
PARA PROTEGER SU MATRIMONIO
Por Jim Newheiser
¿Qué se debe Hacer para Proteger un Matrimonio?
Casi todo matrimonio comienza con la alegría como recién casados
anticipando compartir la vida juntos. Lamentablemente, no todas las parejas
viven felices para siempre. Un gran porcentaje de los matrimonios terminan en
divorcio. Otras parejas permanecen casados, pero se distancian emocionalmente
debido a la amargura o la indiferencia mutua. Comparten un nombre y una casa,
pero no una vida. ¿Qué puede hacer una pareja para preservar la intimidad
amorosa gozosa de su matrimonio? Considere estos siete principios centrados en
el Evangelio…
1. NO DESCUIDARSE UNO AL OTRO. Las parejas que están cortejando o comprometidas pasan todo su tiempo
libre juntos y no pueden soportar estar lejos por mucho tiempo. Pero a menudo
después de casarse cada uno queda tan atrapado en la carrera, los niños, los
pasatiempos, los deportes y otras actividades que se descuida la relación
matrimonial. Muy poco a poco la pareja se empieza a dividir. Aunque puede que
no haya mucho conflicto abierto, la chispa no se encuentra. La mujer puede
notar que algo está mal solo porque su marido le diga que no se preocupe de
nada.
Un nuevo matrimonio, al igual que un coche nuevo, necesita un
mantenimiento regular. Puede parecer y funcionar bien hoy, pero si usted no lo
mantiene, tarde o temprano se descompondrá. El esposo y la esposa tienen que
pasar tiempo cada vez más cerca el uno al otro y disfrutar uno del otro.
Trabaje más duro que antes en el romance después de su matrimonio. Buscar
crecer en intimidad año por año protegerá su matrimonio de caer en mal estado.
2. HAGA SU CAMINAR PERSONAL CON EL
SEÑOR UNA PRIORIDAD. El matrimonio conlleva gracia. Por si solos somos pecadores egoístas.
Sólo cuando somos fortalecidos por la Palabra de Dios por medio de su Espíritu
podemos soportar en amor. No tenemos el poder para mantenernos en amor en
nuestras propias fuerzas. Jesús dijo que si permanecemos en él llevaremos mucho
fruto, pero sin Él no podemos hacer nada (Juan 15:5).
Cuando las parejas con matrimonios en conflicto vienen a nosotros por lo
general les pregunto a cada uno de ellos acerca de la oración y la vida
devocional. En casi todos los casos que he encontrado una correlación entre la
falta de un caminar personal vibrante con el Señor y un fracaso en el
matrimonio. Necesitamos recordatorios constantes de la Escritura de la gracia
de Dios a nosotros, lo cual, a su vez, nos motiva a mostrar gracia a los demás.
Mientras caminamos en el Espíritu no llevamos a cabo las acciones destructivas
de la carne, sino que llevamos el fruto del Espíritu Santo. (Gálatas
5:16-23). Si algo no está bien con su relación con su cónyuge, empiece
tratándolo primero al asegurarse de que las cosas estén bien entre usted y el
Señor.
3. PERMANEZCA PARTICIPANDO EN UNA
IGLESIA FUERTE. Dios bendice y fortalece a Su pueblo a través del ministerio de la
iglesia, tanto a través de la predicación pública de la Palabra y mientras los
miembros del cuerpo se edifican unos a otros (Efesios 4:11-16). El descuido de
reunirse con el pueblo de Dios perjudica su alma y su familia (Hebreos 10:25).
También es importante para una pareja estar en una iglesia fuerte para que
puedan beneficiarse del consejo y de la rendición de cuentas si su relación
tiene problemas. He escuchado de familias que se han beneficiado de este tipo
cuidado pastoral fieles diciendo: “No sabemos lo que hubiéramos hecho si esta
iglesia no hubiese estado allí con nosotros.” También he visto a muchas
familias que están en el medio de una crisis sufriendo porque no tienen líderes
de la iglesia piadosos que cuidan de sus almas (Hebreos 13:17).
4. RÁPIDA Y COMPLETAMENTE RESUELVA
LOS CONFLICTOS. Muchas parejas participarán periódicamente en argumentos en los que cada
uno habla con ira y dice cosas hirientes. Con el tiempo se enfríen y la vida
sigue sin resolver adecuadamente las disputas. A medida que los años pasan su
matrimonio se ve afectado por las heridas y cicatrices que nunca son sanadas.
Pablo advierte claramente a los Efesios sobre el peligro que acecha tras un
conflicto no resuelto. “Airaos, pero no pequeis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo, ni deis oportunidad al diablo.”(Efesios 4: 26-27).
Dejar un problema no resuelto y permanecer enojado es como dejar al
diablo en su casa para causar estragos. Los matrimonios cargadas de conflictos
no resueltos son más vulnerables no sólo a conflictos cada vez más
destructivos, sino también a relaciones extramaritales. Las parejas creyentes
deben ser determinados para hacer todo lo necesario para estar plenamente
reconciliados entre sí.
5. SEA HONESTO CON LOS DEMÁS. No hay nada más destructivo para los matrimonios que la falsedad. Más de
una vez he escuchado a la víctima de infidelidad conyugal decir: “Yo puedo
perdonar el sexo, pero no sé si pueda perdonar las mentiras o si puedo volver a
confiar en ella de nuevo.” Pablo dice a los Efesios: “Por tanto, dejando a un lado la falsedad,
hablad verdad cada cual con su prójimo, porque somos miembros los unos de los
otros" (Efesios 4:25). De una manera similar a un matrimonio se
convierte en un solo cuerpo (Génesis 2:24). Si el resto del cuerpo no puede
confiar en los ojos para ver el peligro o las piernas para correr hacia la
seguridad, entonces, todo el cuerpo está en riesgo. Tenemos que ser capaces de
confiar unos en otros.
Un aspecto de tener un matrimonio veraz es que cada cónyuge debe
esforzarse para asegurarse de confesar honestamente al otro pecados y fracasos.
Una esposa puede no querer decirle a su marido que tiene una multa de tráfico
porque ella teme a su airada reacción. Un marido que ha visitado un club de
striptease puede temer un estallido emocional dramático de su esposa. Aunque
sea difícil de oír la verdad, podemos dar gracias a Dios por ayudar a la otra
persona a ser honesto. Como pecadores que han recibido mucha gracia de Dios
podemos tener compasión de nuestros compañeros pecadores, ayudando a
restaurarlos en lugar de condenarlos.
6. SEA PRUDENTE EN SUS RELACIONES
CON EL OTRO SEXO. Pocos cristianos planean tener una aventura. Sin embargo, muchos
terminan en una relación física o emocional inapropiada que amenaza su
matrimonio e incluso sus almas. Al aconsejar en tales casos, he observado que
suelen seguir un patrón determinado. Un hombre y una mujer se conocen a través
del trabajo, el gimnasio, actividades infantiles, o incluso la iglesia. Ellos
empiezan a hablar y encontrar que disfrutan de su mutua compañía. Con el tiempo
uno o dos de ellos comienzan a desarrollar sentimientos por el otro. Ellos
encuentran que miran con interés la próxima vez que se ven el uno al otro y
empiezan a comunicarse a través de correo electrónico, las redes sociales, o el
teléfono. En algún momento se cruzó una barrera. Hay un toque, luego una
admisión de atracción, luego un beso. El desliz en una aventura continúa, por
lo general hasta que son atrapados, o, a veces, cuando la conciencia de uno no
puede soportar la culpa.
Muchos serán heridos. Los matrimonios pueden terminar.
No piense que no le puede pasar a usted. Si un hombre tan bueno como el
rey David pudo caer en adulterio, usted también eres vulnerable. Usted debe
tener mucho cuidado en las relaciones con el sexo opuesto, no porque usted
piensa que usted haría algo malo, sino porque usted está decidido a no hacerlo.
7. TENGAN MISERICORDIA UNO AL OTRO. Así como el Señor trata con nosotros, no de acuerdo con lo que nos
merecemos (Salmo
103:10), debemos tratar a nuestros cónyuges mejor de lo que merecen.
Sus pecados y fracasos proporcionan oportunidades para nosotros para mostrar la
gracia que se asemeja a la gracia que hemos recibido de Dios. En un matrimonio
ideal cada parte intenta superar al otro en mostrar el amor.
Como Pablo dice a los creyentes en Colosas:
“Entonces, como escogidos
de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad,
mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros,
si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo
vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la
unidad.” (Colosenses 3:12-14).
Un matrimonio que se caracteriza por tal gracia estará bien protegido.
¿Qué principios adicionales centrados en el Evangelio compartiría usted
para proteger su matrimonio?