“Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.” 1 Cor. 10:24
Muchas veces, los
líderes prominentes tienen un gran ego, y eso es un problema. En el libro The
Empowered Communicator (El comunicador eficaz), Calvin Miller utiliza el
formato de una carta para describir este problema y el efecto negativo que
causa: "Querido orador: Tu ego se ha convertido en un muro entre tú y yo.
No te importo mucho, ¿verdad? Lo que más te importa es si tu discurso es
efectivo... si estás haciendo un buen trabajo o no. Temes que no vaya a aplaudirte,
¿verdad? Te preocupa que no me ría de tus bromas o que no llore con tus
anécdotas emotivas. Estás tan obsesionado con mi reacción a tu discurso que no
has pensado en mí para nada. Me podrías
haber gustado, pero estás tan inmerso en tu amor egocéntrico que el mío de nada
te sirve. Si no te presto atención es porque veo que no hago falta aquí.
Cuando te veo en el
micrófono, veo a Narciso mirándose al espejo... ¿Tienes la corbata bien puesta?
¿Y el pelo? ¿Tu compostura es impecable? ¿Y tu fraseología perfecta? Parece que
tienes todo bajo control; todo menos a la audiencia. Lo ves todo tan claro,
menos a nosotros. El hecho de que seas ciego con nosotros ha hecho que seamos
sordos contigo. Nos tenemos que ir ya. Lo siento. Llámanos en otro momento.
Volveremos a ponernos en contacto cuando seas lo suficientemente genuino como
para vernos... después de que se hayan frustrado tus esperanzas... después de
que te hayan roto el corazón... después de que tu arrogancia se haya hundido en
la desesperación. Entonces, habrá sitio para nosotros en tu mundo. Entonces, ya
no te importará si aplaudimos tu genialidad. Porque serás uno de
nosotros".
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")