“…los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas…” Is. 40:31
(Leer: Isaías 40:6-11, 28-31)
El majestuoso guepardo
africano es conocido por alcanzar una velocidad de 112 kph en distancias
cortas, pero no es bueno para trechos largos. Una noticia reveló que cuatro
miembros de una aldea del noroeste de Kenia superaron a dos guepardos en una
carrera de unos 6,5
kilómetros .
Al parecer, dos
guepardos estaban comiéndose las cabras de la aldea. Entonces, los cuatro
hombres planearon detenerlos. Esperaron hasta la hora más calurosa del día y
empezaron a perseguir a los felinos, hasta que los atraparon cuando los
animales se cansaron de correr. Los exhaustos guepardos fueron atrapados sin
problema y llevados al centro de vida salvaje, para reubicarlos.
¿Podemos vernos
reflejados en el guepardo? Nuestra
fuerza puede parecer impresionante, pero es de corta duración. Isaías nos
recuerda que somos como las flores del campo, que se secan de inmediato bajo el
calor del sol (40:6-8) .
No obstante, Dios nos
ofrece consuelo cuando ya no damos más. A los que esperan en Él les aguarda una
sorpresa: a su tiempo y manera, el Señor renueva nuestra fuerza. Por su
Espíritu, nos capacita para levantar «alas como las águilas», o para correr sin
cansarnos y caminar sin fatigarnos (v. 31) .
Señor, ayúdanos a ver
que todo lo bueno viene de ti; eres nuestra fuente inagotable de fortaleza,
esperanza y gozo.
Cuando nos acercamos a
Dios, refrescamos la mente y renovamos las fuerzas.
(La Biblia en un año: 2 Samuel 3-5 – Lucas 14:25-35)
MART DEHAAN - (Devocional “NUESTRO PAN DIARIO")