¡Cómo ha de romperle el
corazón a nuestro Señor cuando cuestionamos Su habilidad y deseo para darnos lo
mejor! La Biblia habla claramente de cómo el Señor cuidó maravillosa y
meticulosamente a Ruth. Ruth le prometió su amor a Jehová y le dijo a Noemí, su
suegra: “...Tu pueblo será mi pueblo y
tu Dios, mi Dios.” (Ruth 1:16).
Dios amó a Ruth y le
abrió cada puerta. Ella era pobre y tuvo que trabajar cosechando en el campo,
pero las Escrituras nos dicen, “Fue, pues, y al llegar, se puso a espigar en el
campo tras los segadores. Y aconteció que aquella parte del campo era de
Booz...” (Ruth 2:3). Ahora, no puede ser que esto simplemente haya “acontecido”.
El Señor estaba obrando y ¡Él sabía qué era lo mejor para Ruth!
Ruth simplemente amaba
al Señor -ella puso su confianza en Él- y ¡Dios tenía preparado para ella a un
hombre muy rico que se convertiría en su esposo! Booz vió a Ruth en las
praderas e inmediatamente discernió, “Ella es diferente, realmente diferente.”
¡Su corazón fue cautivado!
¡Qué historia de amor¡
¡Qué increíbles circunstancias ocurrieron! Ruth se casó con este hombre de
Dios, y si Dios pudo hacer esto por ella, ¿acaso Él no hará en todo momento lo
correcto por su propia novia?
Nosotros tenemos a
Alguien que es más rico y poderoso que Booz. Él posee el rebaño de miles de
colinas. Él lo sabe todo y puede hacer todo. ¡Él ama a Su novia! Sí, el Señor hace todo para darle a usted
lo mejor. Y a Él le place enormemente hacer todo esto.
Inclusive ante
sufrimiento y tribulaciones, ¡toda persona que ama a Jesús obtiene su completa
atención! Sin embargo, es triste que con frecuencia no descansemos en esto,
sino que dudamos de que Él esté obrando para bien por nosotros.
Amados, ¡nada rompe más
Su corazón que esto! Pablo describe a la novia de Cristo como “una iglesia
gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante...” (Efesios 5:27).
Aquí “Arruga” significa “pliegue,” como el que se forma al fruncir las cejas.
Esto habla de preocupación, de inquietud, y Pablo nos dice que la novia de Jesús
no tiene “líneas de preocupación” en su cara.
La novia de Cristo
descansa en Su amor. Ella está segura de que Él sabe dónde se encuentra, cómo
se siente, por qué situaciones está pasando, y qué es lo mejor para ella. Su
amor le da paz y calma. Ella sabe que Él no permitirá que nada la aparte de Él
o la lastime. Él la va a preservar porque Él ha dicho, “¡Ella es mía!”
DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)