“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna,
si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Filipenses 4:8
Mamá y papá estaban
teniendo problemas con sus mellizos. Uno era demasiado alegre todo el tiempo.
El otro muchacho encontraba algo malo en todo. Al fin, decidieron llevar a sus
hijos a un psicólogo infantil.
El psicólogo dijo tener
una cura fácil. Puso al chico que era demasiado alegre en una habitación llena
de estiércol y una horquilla. Razonando que esto curaría al muchacho de su
espíritu demasiado alegre, el doctor le dijo que recogiera el estiércol. Luego
lo dejó solo. Tomó al chico que siempre estaba de mal humor y lo puso en una
habitación llena de dulces y juguetes nuevos. Podía jugar con todo.
—Esto lo curará de su
pesimismo —exclamó el psicólogo—. Volveremos dentro de unas horas y veremos.
Cuando el psicólogo y
los padres regresaron a la habitación llena de juguetes y dulces, se
sorprendieron al ver al muchachito llorando en medio del cuarto.
—Me podría lastimar
jugando con estos juguetes —lloró—. Y estos dulces me pueden hacer doler la
pancita.
Todas las cosas maravillosas a su alrededor no lo habían
sacado de su actitud pesimista.
—Bueno, seguramente el
otro chico estará curado —afirmó el psicólogo tratando de parecer seguro de sí
mismo. Al mirar dentro de la segunda habitación, los adultos se quedaron
atónitos al ver al muchacho recogiendo furiosamente el estiércol. La mamá trató
de hacer que se calmara, pero él estaba tan ocupado que apenas hizo una pausa
para decir:
— ¡Con todo este
estiércol, es seguro que por aquí debe haber un caballito!
¿Te pareces más al
chico que buscaba un caballito o al chico que tenía miedo de que le doliera la
pancita?
Tenemos que admirar al
chico con la actitud positiva. Si no la tenemos, ¡tenemos que adquirirla!
Los pensamientos negativos
no nos llevarán a ninguna parte. Los pensamientos negativos nos ponen de
malhumor. También bloquean todas las cosas buenas que Dios dice de nosotros.
En cambio, pensar
positivamente ayuda a alcanzar el potencial, en nosotros y en los que nos
rodean. El pensamiento positivo no puede convertir en realidad algo que no lo
es. No puede encontrar un caballito en un montón de estiércol si no hay allí un
caballito. Pero pensar positivamente es
una gran ventaja cuando nos enfocamos en lo que es positivamente cierto acerca
de nosotros según la Palabra de Dios.
Si crees la Palabra de
Dios y lo que Dios dice acerca de que eres su hijo especial, descubrirás que
Dios te ha preparado obsequios que son aún más grandes y mejores que un
caballito.
JOSH MCDOWELL - (DEV. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO”)