"...No proveáis para los deseos de la
carne..." (Romanos 13:14 RVR1960)
El ataque de la
carne. El punto más vulnerable es tu "carne", que quiere hacer lo que
le place. Su lema es 'Yo soy lo más importante'. De principio a fin busca
complacerse a sí misma y ser siempre la primera de la lista. Está en su
naturaleza. Y no puede ser salvada, santificada o espiritualizada porque
"lo que nace de la carne, carne es..." (Juan 3:6); y nada más.
"...El deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra
la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais"
(Gálatas 5:17). Entonces ¿cómo controlas tu carne?
1) Elige bien. "...Escogeos hoy a quién
sirváis..." (Josué 24:15). Durante la Guerra de Secesión estadounidense
miles de soldados yankis y confederados murieron víctimas del "fuego
amigo". ¿Por qué? Porque no tenían uniformes que los identificaban de qué
bando eran. Ten muy claro en qué bando estás, y asegúrate que quienes te rodean
lo sepan también.
2) Corta las vías de suministro a la carne. En tiempo de
guerra, los generales hacen gran hincapié en volar puentes, autopistas y
ferrocarriles para impedir que el enemigo reciba los suministros vitales para
ganar. La carne no podrá controlarte si le cortas sus vías de suministro.
"...No fomentéis las desordenadas apetencias de la humana naturaleza"
(Romanos 13:14).
3) Mantente en contacto con el centro de
operaciones. Hasta los soldados mejores entrenados y con el equipo
más avanzado y los mejores oficiales no pueden ganar si están desconectados del
comando central. Así que conéctate y "con toda oración y súplica orad en
todo tiempo en el Espíritu..."
(Efesios 6:18 LBLA).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


