“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados.” 1 Juan 4:10
¿Acaso no hay
circunstancias y escenarios que de vez en cuando transpiren delante de nosotros
y nos inspiren una exclamación como la del apóstol: «En esto consiste el amor»?
Cuando vemos la devoción de una madre a sus hijos, cuando vemos el afecto de un
amigo hacia otro y alcanzamos a ver en las diferentes relaciones humanas algo
de la bondad que existe en los corazones humanos, hemos dicho: «¡En esto
consiste el amor!» Voy a pedirte que mires y consideres la maravilla que el
apóstol descubrió y que lo hizo exclamar con manos levantadas: «¡En esto
consiste el amor!»
Cuando Dios ama a
aquellos que lo aman, parece estar de acuerdo a la ley de la naturaleza, pero
cuando él ama a aquellos que no lo aman, esto debe estar por encima de todas
las leyes, está de acuerdo, sin dudas,
con la regla extraordinaria de la gracia y sólo la gracia. No había ni un
hombre en la tierra que amara a Dios. No había ninguno que hiciera el bien, ni
uno y, no obstante, el Señor puso los ojos de su amor seleccionador en
pecadores que no tenían la más remota idea de amarlo a él. En un corazón no
renovado no hay más amor para Dios de lo que hay vida en un pedazo de granito.
En un alma perdida no hay más amor a Dios que el fuego que hay en las
profundidades de las olas del océano; y aquí yace la maravilla, en que cuando
no teníamos amor para Dios, él nos amó.
(A través de la Biblia
en un año: Lucas 11-12)
CHARLES SPURGEON - (Dev. “A LOS PIES DEL MAESTRO”)


