“No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no
he venido a anularlos sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras
existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán
hasta que todo se haya cumplido.” Mt. 5:17-18
Déjame llamar tu
atención al hecho de que cuando Jesús resucitó, era tan sensible a las
Escrituras como lo fue antes de su muerte. Él les dijo que «tenía que cumplirse
todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en
los salmos. Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las
Escrituras. –Esto es lo que está escrito –les explicó-: que el Cristo padecerá
y resucitará al tercer día» (Lucas 24:44-46).
Busca a Jesús donde
puedas, él es el antagonista de aquellos que disminuirían la autoridad de las
Santas Escrituras. «Está escrito» es su
arma contra Satanás, su argumento contra los hombres malvados. En este
momento los cultos se burlan del Libro y acusan de Bibliolatría a aquellos de
nosotros que reverenciamos la divina Palabra, pero en esto ellos no obtienen
ayuda de la enseñanza ni del ejemplo de Jesús. De los labios de Jesucristo
nunca salió ninguna palabra derogatoria sobre las Escrituras; sino que él
eternamente manifestó la consideración más reverente por cada punto y coma de
este volumen inspirado. Ya que nuestro Salvador, no solo antes de su muerte
sino después de esta, se ocupó de recomendarnos las Escrituras, evitemos con
todo nuestro corazón todas las enseñanzas en las cuales el Espíritu Santo quede
en un segundo plano.
(A través de la Biblia
en un año: Marcos 5-6)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)