sábado, 3 de enero de 2015

CUAL LA MAR HERMOSA... 3 enero

CUAL LA MAR HERMOSA...






Frances Ridley Havergal (1836-1879), era poeta y escritora de himnos. Era la hija menor de William Henry Havergal, y su primera esposa Jane y nació en Astley, Worcestershire, [Inglaterra]. Desde muy chica demostró una inteligencia excepcional pero debido a su delicadeza física no se le permitió estudiar de manera sistemática.

Escribía estrofas con una facilidad sorprendente desde la edad de siete años. Aunque escribía material religioso ella no estaba segura de ir al cielo. Sus papás eran creyentes y estuvo en escuelas donde los maestros eran salvos y querían la salvación de los alumnos también pero ella se sentía cada vez más desesperada sin la salvación. Finalmente, una señorita que después llegaría a ser la segunda esposa de su padre, le dijo, “Frances, si Cristo llegara en este momento para llevarse a los redimidos, ¿no podrías confiar en él? ¿Por qué no confiar en el desde ahorita?” Esa noche Frances fue a su cuarto y estando ella sola le confió su alma a Cristo y Dios la salvó.

Pronto después enfermó y aunque era muy inquieta, aceptó el reposo necesario como una lección de un Padre amoroso. En este tiempo, ella estaba en Alemania con su familia. Después de un año allí regresaron a Inglaterra aunque ella después regresó para visitar a sus amigos en Alemania. En esa visita escribió uno de sus himnos más conocidos, “Quiero consagrarme hoy” (#278 en el Himnario Cristiano).

Antes de su muerte en 1879 en Gales del Sur, la Srta Havergal no sólo escribió muchos himnos y poemas sino también varios folletos y libros devocionales, pero sus himnos son los escritos que más se conocen de ella.

Otros himnos de Frances Ridley Havergal que cantamos:

-Mi vida di por ti, #207 en el Himnario Cristiano
-Oh, Señor, que tú nos hables #305 en el Himnario Cristiano
-Cual la mar hermosa #287 en el Himnario Cristiano:

Cual la mar hermosa es la paz de Dios,
Fuerte y gloriosa, es eterna paz.
Grande y perfecta, premio de la cruz;
Fruto del Calvario, obra de Jesús.
Descansando en Cristo,
Siempre paz tendré;
En Jehová confiando,
Nada temeré.

En el gran refugio de la paz de Dios,
Nunca hay molestias, es perfecta la paz.
Nunca negra duda, pena ni pesar,
Vejaciones crueles, pueden acosar.

Toda nuestra vida cuidará Jesús;
Cristo nunca cambia, El es nuestra paz.
Fuertes y seguros, en el Salvador,
Siempre moraremos en su grande amor.

Oh Señor amado, tú nos das quietud;
De ti recibimos celestial salud.
Haznos conocerte, te amaremos más;
Sé tú nuestro dueño, Príncipe de paz.










TRADUCCIÓN