Me gustaría que
pudieras experimentar el milagro que nuestra familia ha experimentado. Me
gustaría que pudieras sentir la diferencia entre la forma en que vivimos ahora
y cómo vivíamos durante los días de mi juventud. Hoy en día amo a mis hermanos
y hermana con pasión. No hay nada que me guste hacer más que sentarme con mi
familia y reír y hablar y llorar con ellos.
Las veces que me toca
viajar a Puerto Rico de visita son algunos de mis recuerdos más preciados.
Cuando vuelvo a casa ya no soy Nicky Cruz el evangelista o expositor, soy sólo
un hermano, uno más de la familia, y eso me encanta. De hecho, dos de mis
hermanos pastorean iglesias en Puerto Rico, y nunca me han pedido que hable en
sus congregaciones. Saben que cuando llego a casa voy a juntarme con ellos.
Tengo tantos recuerdos
de quedarme hasta tarde con mi familia, comiendo, riendo, bromeando, orando y
llorando juntos. A veces nos quedamos hasta la una de la mañana contando
historias, haciendo bromas, disfrutando la alegría que todos compartimos. ¡Es
como una gran fiesta!
Pero no solía ser así
con nosotros. No siempre estábamos tan felices, despreocupados y amorosos.
¡Cuando Jesús llegó a nuestras vidas, trajo consigo una explosión de amor!
Abrió las puertas de la misericordia y el perdón. En mi familia hay mucho dolor
en nuestro pasado, sin embargo, ni uno de nosotros alberga resentimientos.
Nadie guarda rencor. No tenemos nada más que amor en nuestros corazones. No pasamos tiempo lamentándonos, sino que
nos regocijamos en el Jesús que conocemos hoy en día, y en el futuro que trae
para todos nosotros.
Me rompe el corazón ver
familias que se aferran al pasado. Hermanos y hermanas que se aferran a la
amargura y el resentimiento de los días pasados. Esposos y esposas que han sido
heridos por palabras o acciones, que permiten que la herida supure, crezca, y
los corroa como un cáncer.
Jesús puede hacer por
el corazón del hombre lo que nadie más puede hacer. Puede lograr un cambio que
nadie podría imaginar. Cuando Él viene a vivir en tu corazón, hace más que
perdonarte, Él va dejando semillas de perdón, semillas sobrenaturales que no
sólo borran el pecado, sino que borran el dolor que el pecado había traído.
Nunca podría agradecer
lo suficiente a Jesús por lo que ha hecho en nuestra familia. Por el perdón, la
misericordia y la gracia que Él ha traído, al unirnos de nuevo.
Y Él puede hacer lo
mismo por cualquier persona.
NICKY CRUZ - (DEVOCIONAL
DIARIO “ORACIONES”)


