“Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los
llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para
liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto.” Hebreos 9:15
La reconciliación que
vino mediante Cristo es absolutamente perfecta. Quiere decir vida eterna. Si
ahora Jesús te reconcilia con Dios, nunca más pelearás con Dios ni Dios
contigo. Si el Mediador quita el motivo de la contienda, tu pecado y tu maldad,
lo quitará para siempre. Él echará tus iniquidades en las profundidades del mar,
haciendo desaparecer tus pecados como una nube y como una nube densa tus
transgresiones. Traerá tal paz entre Dios y tú que él te amará para siempre y
tú lo amarás para siempre, y nada te separará del amor de Dios que es en Cristo
nuestro Señor.
He escuchado de ciertos
remiendos que vuelven a pegar las piezas de los platos rotos de tal manera que
se dice que estos son más fuertes de lo que eran antes de romperse. No sé cómo
podrá ser eso. Pero esto sé: la unión
entre Dios y el pecador, reconciliados mediante la sangre de Cristo, es más
cercana y más fuerte que la unión entre Dios y el Adán de antes de su caída.
Aquella se rompió de un solo golpe, pero si Cristo te une al Padre mediante su
preciosa sangre, él te mantendrá allí con el fluir de su gracia en tu alma;
porque, ¿quién nos separará del amor de Dios que es en Cristo Jesús nuestro
Señor? Aférrate a Cristo como mediador, confiemos en él y que él traiga la paz
entre Dios y nosotros. ¡Y a su Nombre sea la gloria por siempre y siempre!
(A través de la Biblia
en un año: Amós 7-9)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


