sábado, 6 de diciembre de 2014

La espada aguda 6 diciembre




Juan era pastor de las siete iglesias de Asia, y a través de revelación Jesús se le apareció y le mostró los pecados ocultos en el pueblo. Juan se dirigió a estos amados como hijos a quienes Dios “amó, y salvó de sus pecados con su sangre” (Apoc. 1:5). Ellos eran reyes y sacerdotes para Dios (V. 6). Pero en un determinado día del Señor, el Espíritu de Dios vino sobre Juan y escuchó la Palabra de Dios sonando como una trompeta: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, (V. 10). Jesús se le apareció y de su boca salía una espada aguda de dos filos (V. 16). ¡Una espada aguda se le apareció a una iglesia amada y lavada con sangre! Y a pesar de su bondad, arduo trabajo o amor, Dios la encontró falta.

En Apocalipsis 2, Juan describió una congregación maravillosa en Éfeso. Eran pacientes y trabajadores; odiaban las malas obras, pero se estaban enfriando. Habían perdido su amor al rojo vivo por Jesús y habían caído en el letargo. Jesús clamó: “arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero [No tendrás unción]” (V. 5). En Pérgamo una congregación estaba “reteniendo Su nombre, no habían negado la fe y habían algunos dispuestos a morir” (V. 13). Pero una cosa estaba terriblemente mal: la falsa enseñanza estaba entrando silenciosamente y doctrinas de demonios se estaban arraigando. Jesús dijo: “Arrepiéntete o voy a luchar contra ti con la espada de Mi boca.”

Un espíritu de Jezabel se había infiltrado en la congregación de Tiatira, a pesar de que la gente de allí eran siervos caritativos, llenos de fe, paciencia y buenas obras. A esa iglesia, Jesús dijo: “Yo la arrojo en gran tribulación si no se arrepienten de las obras de ella” (V. 22).

La congregación de Sardis tenía la reputación de ser una iglesia viva. Pero Jesús dijo: “Tienes nombre de que vives, y estás muerto” (Apoc. 3:1). A ellos no les quedaba mucha espiritualidad porque su corazón no era perfecto para con el Señor. Sin embargo, como muchas iglesias hoy en día, se veían a sí mismos como llenos de vida. Sólo los que andaban en el Espíritu sabían que, en realidad, estaban muertos.

Jesús llegó con una espada aguda y colocó a todos aquellos bajo su palabra cortante. ¡Este es verdadero amor!


DAVID WILKERSON - (DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)







TRADUCCIÓN