“PROBLEMAS, CLAMOR, SALVACIÓN Y
AGRADECIMIENTO”
Por Nicole Tejera
Todas hemos pasado por dificultades, de diferentes tamaños y por
diferentes causas. Muchas veces son producto de nuestro pecado y decisiones
necias que hemos tomado, y otras veces aunque estás viviendo una vida de
obediencia, Dios no te da aquello por lo que oras, o te quita algo valioso para
ti.
En esos momentos de tormenta, ¿cuántas de nosotras hemos podido decir de
corazón sincero: Dios, que se haga Tu voluntad y que sea en Tu tiempo? Porque la
verdad es que aunque lo confesamos de labios, innumerables veces nuestros
corazones están aferrados a eso por lo que tanto le hemos orado a Dios para que
nos libere o por aquellas cosas que queremos y que creemos que son parte de la
voluntad de Dios, pero que realmente no están en sus planes. Entonces andamos
sedientas, cargadas, ansiosas, arrastrando una maleta pesada de amargura y
resentimiento.
En todas las charlas de la conferencia pudimos escuchar sobre la
aflicción y cuál debe de ser nuestra respuesta, pero fue en la última plenaria
que Dios confrontó mi corazón grandemente con este tema y sé que a muchas de
ustedes también. Nancy nos llevó a un viaje en el Salmo 107 donde pudimos ver 4
palabras repetidas a lo largo de todo el salmo: Problemas, clamor, salvación y
agradecimiento. Y nos explicaba que en momentos de problemas tendemos a clamar
a Dios con más fuerza y con más fervor, citando a Charles Spurgeon:
"Oramos mejor cuando nuestros rostros están hacia abajo en dolorosa
impotencia".
Quizás Dios está permitiendo tu sufrimiento hoy para que vuelvas a
buscarle a El con ese amor y esa devoción que en un principio tenías pero que
las distracciones terrenales te han quitado. Y a veces nuestro pecado hace el
efecto contrario, porque muchas de esas veces culpamos a Dios de nuestra
amargura y nuestro pesar, cuando realmente nosotras mismas somos las culpables
de nuestra actitud.
A lo largo de mi caminar cristiano he aprendido que nuestra actitud
frente a un problema puede cambiarlo todo, no importa cuál sea la
circunstancia; si escogemos el camino fácil de sentir lástima por nosotras
mismas y olvidar la verdad de que Dios es bueno, justo y quiere lo mejor para
nosotras, entonces viviremos vidas miserables, siguiendo a un Dios que parece
ser más pequeño que nuestros problemas. Pero si escogemos el camino difícil, de
vivir agradecidas por la gran salvación que hemos recibido de Cristo, aunque
Dios no nos salve de nuestro problema en el momento, tenemos la certeza de que
nos salvará de todo dolor, culpa, tristeza y problemas cuando estemos a Su lado
en el cielo; con las pruebas, El simplemente nos está preparando para ese
momento.
"Todo lo que nos hace necesitar a Dios, es una bendición". Si
Dios está permitiendo ese problema en tu vida, El te dará las fuerzas para
afrontarlo, ya sea salvándote de tu problema o salvándote de aquellas actitudes
pecaminosas que has adoptado.
Nancy también nos hablaba que tal vez Dios ha creado las olas en las que
te estás hundiendo y que no es fruto de tu pecado este problema que estás
pasando, pero yo te digo que si confías en El, podrás sentir la calma aún en la
tormenta más difícil, porque nuestro Dios es el que calma los vientos y las
olas del mar. "A donde quiera que vayas, Dios irá contigo y te hará fructífera aun en tiempos de aflicción".
Dios tiene caminos misteriosos que sólo pueden revelarse en toda su
gloria ante un corazón que ha sido cambiado por el sufrimiento. Si adoptas una
actitud de agradecimiento cualquiera que sea la circunstancia, puedo asegurarte
de que luego de que pase el tiempo y ya tu problema se vea a la distancia
(solucionado o no) podrás sentirte aún más agradecida de que Dios haya
permitido ese tiempo en tu vida, para llevarte más cerca de El, a la plenitud
que ahora sientes.
Disfruta de todas las sesiones del reciente congreso True Woman '14, realizado del 9 al 11 de octubre en el Centro de Convenciones de Indiana
(EEUU). Entre las conferencistas invitadas estuvieron Nancy Leigh DeMoss, Dannah
Gresh, Jani Ortlund, Janet Parshall, Joni Eareckson Tada, y Mary Kassian.