"Señor, ¿dónde pongo mi esperanza? (Salmos 39:7 NTV)
Hay cuatro pautas que
te ayudarán a sobrevivir y crecer en medio de los tumultos de la vida, como son
perder el trabajo de forma inesperada, la muerte de un ser querido, la ruptura
matrimonial o un problema grave de salud:
1) Reconoce cómo te sientes. Eso no significa quedarte sentado
sumido en el negativismo, sino confiar en Dios lo suficiente para confesar cómo
te sientes de verdad. Fingir que todo va bien cuando no es así sólo dificulta
tu recuperación. Todos tenemos nuestros
momentos bajos. El salmista le pidió a Dios que le ayudara a salir de su
abatimiento (Salmos 42-43). Y hubo una ocasión en que Pablo estaba tan abrumado
y angustiado que perdió "la esperanza de conservar la vida" (2
Corintios 1:8).
2) Identifica de dónde viene. Muchas veces el desánimo llega como
consecuencia de un contratiempo o una decepción. ¿Salió mal algo en lo que
habías puesto todas tus ilusiones? ¿Eran tus expectativas iniciales un tanto
inalcanzables? ¿Te ha defraudado alguien? ¿Se debe tu desánimo a un agotamiento
general?
3) Habla con un consejero de confianza. Salomón dijo: "El
éxito depende de los muchos consejeros" (Proverbios 11:14 CST). No
permitas que el orgullo te impida abrirte a personas que te puedan escuchar con
empatía y aconsejarte sabiamente. Hablar con la persona adecuada puede
disminuir tu soledad y también allanar el camino para que otros con heridas
hagan lo mismo.
4) Sé sincero delante de Dios. Es Él, y no el destino ni las
circunstancias, quien tiene la última palabra. Quizá esté intentando enseñarte
algo o esté planeando algo en lo que puedas canalizar tu energía. David dijo:
"Señor, ¿dónde pongo mi esperanza? Mi única esperanza está en Ti"
(Salmos 39:7 NTV). Cuando tu esperanza está en Dios, Él cambia el desánimo en
certeza, de modo que lo que estés atravesando ahora se convierta en un medio
para crecer espiritualmente.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")