LOS BECERROS DE ORO Y EL CORDERO DE
DIOS
Por Faustino de Jesús Zamora Vargas
“Muchos vendrán en Mi nombre
diciendo: 'Yo soy el Cristo,' y engañarán a muchos.” Marcos 13:6
“'Mía es la plata y Mío es el oro,'
declara el SEÑOR de los ejércitos.” Hageo
2:8
Dios nos invita constantemente a evaluar la dirección que estamos
tomando en la vida y con ello, la oración necesaria, (como para recordar
nuestra identidad) a redireccionar los pasos para no alejarnos de Él. Somos
propicios a fundir becerros de oro y atribuirles poderes que sólo Dios posee.
El Dios amante y misericordioso anhela una devoción total. En este sentido Dios
es totalitario para nuestro bien, omnipotente, no tiene rival. Él nos dio libertad con Cristo y en
ocasiones parecemos esclavos, como si aún no hubiéramos sido liberados del
Egipto espiritual. Faraón nos persigue y Dios continúa abriendo las aguas;
cruzamos en seco el mar de las pruebas (de Dios) y tentaciones y atribuimos el
milagro a las habilidades de nuestros pies al correr para salvarnos de la
destrucción. O tal vez al becerro de oro.
Busque el becerro de oro que ha fundido para buscar dirección en su
vida, y desmenúcelo como hizo Moisés. Hágalo polvo (Éxodo 32:10) y déle la gloria a Dios. Mira bien a tu alrededor,
porque Faraón intentará perseguirte una vez más, no para herirte, sino para
embriagarte con sus promesas de ganancia fácil si construyes altares a tu
becerro de oro. El cristiano que se sienta perseguido, tiene la oportunidad de
gloriarse en el Señor. Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en
Cristo Jesús, serán perseguidos. (2
Timoteo 3:12).
Jesús es camino y dirección (no hay otros), pero Faraón todavía tiene
esperanzas de someternos con un plan que parece atractivo, ingenuo y hasta
legítimo para los hijos de Dios: fundir un becerro de oro para depender de él y
no de Dios; adorarlo, anhelarlo, entronizarlo como si fuera el verdadero
sustentador.
Este juego puede ser fatal para los que dicen amar a Dios y buscan en la
lotería o en la “bolita” (así le dicen en mi país) la solución inmediata ante
la “tardanza” del cumplimiento de Dios de su promesa de proveer para las
necesidades de sus hijos. Muchos cristianos, lamentablemente, han hecho del
juego de azar su becerro de oro. Advertencia:
los juegos de azar, te alejarán inevitablemente de Dios. Si decides
obedecer a tus emociones, te perderás de ver la gloria de Dios.
Otros podrían buscar su becerro dorado en prácticas que aborrece el
único Dios verdadero. Dios advirtió a su pueblo a través de Moisés: “No sea
hallado en ti… quien practique adivinación, ni hechicería, o que sea agorero, o
hechicero, o encantador, o adivino, o espiritista, ni quien consulte a los
muertos” (Dt 18:10-11). En el mundo
que llamamos evangélico, se han desarrollado subculturas erradas y fraudulentas
con “profetas” cuyas revelaciones apuntan únicamente a sus propias pasiones
carnales y en nada honran a la eterna palabra de Dios. Sobre estos Faraones del
siglo XXI, la iglesia del Dios viviente debe alertar. Se han erigido como
becerros de oro para un pueblo humilde que llega a los pies de Cristo con la
inevitable carga de tradiciones centenarias y confusiones teológicas propias de
la piedad popular.
Amados hermanos y hermanas, Jesús es el cordero de Dios (Juan 1:36) que quita el pecado del
mundo. No es el becerro de oro. Evalúate
constantemente delante de Dios. No será tiempo perdido. Todavía puedes, con
la ayuda de Dios, corregir el rumbo. Hay que estar atento a los faraones que nos
asedian con sus carros y sus caballos y poner nuestra confianza en Jesús. El
salmista lo dijo: “Algunos confían en carros y otros en caballos, pero nosotros
en el nombre del Señor nuestro Dios confiaremos” (Sal 20:7).
Huye de la tentación de fundirte becerros de oro (buscar en tus afanes,
lo que sólo pueden encontrar en Dios) para vivir una vida abundante. O becerro de oro o Cordero proveedor. Dios
no juega a la lotería. Él es dueño del oro y la plata (Hageo 2:8) y sabe de qué tenemos necesidad. ¡Dios te bendiga!


